§ 4. Método e historiografía
Cuando la diánoia ante la técnica del
distinguir practica su emplazamiento, esa estructura que así emerge por práctica se llama dialéctica.
Estamos ante el método.
'27-'28°Capodanno#2 (Photo credit: connieflou°) |
En la lectura, sólo al paso de la dialéctica,
los siguientes fenómenos que la narrativa refiere se vuelven aperceptibles para
los sucesivos lectores de los textos. Ya las mecánicas, dinámicas y prácticas
de manipulación, resguardo, divulgación o retención de los saberes en el plexo
almacenados, son ese reino nicromante de Glubbdrudrip donde sólo las palabras
que son, son quienes importan.
Las palabras que importan, las más simples,
las más sencillas e irrelevantes, esas mismas que decimos al paso sin saber
dónde ni cuándo nos vienen a nombrar: Nuestros nombres.[i]
a]
Platón sobre el método.
1) Anamnesis,
Fedro, 276d:
Sóc. - No lo es, en efecto. Más bien,
los jardines de las letras, según
parece, los sembrará y escribirá como por entretenimiento;[ii] y
al escribirlas, atesora recordatorios para cuando llegue la edad del olvido que
le servirán a él y a cuantos hayan seguido sus mismas huellas. Y disfrutará
viendo madurar tan tiernas plantas, y cuando otros se dan a otras diversiones y
se hartan de comer y beber y de todo cuanto con esto se hermana, él, en cambio,
pasará, como es de esperar, su tiempo distrayéndose con las cosas a las que me
refería.
FED. - Uno extraordinariamente
hermoso, al lado de tanto entretenimiento baladí, es el que dices, Sócrates, y
que permite entretenerse con las palabras, componiendo historias sobre la
justicia y todas las otras cosas a las que te refieres.
Sóc. - Así es, en efecto, querido
Fedro. Pero mucho más
excelente es ocuparse con seriedad de esas cosas, cuando alguien, haciendo uso
de la dialéctica y buscando un alma adecuada, planta y siembra palabras con
fundamento, capaces de ayudarse a sí mismas y a quienes las planta, y que no
son estériles, sino portadoras de simientes de las que surgen otras palabras
que, en otros caracteres, son canales por donde se transmite, en todo tiempo,
esa semilla inmortal, que da felicidad al que la posee en el grado más alto
posible para el hombre.[iii]
FED. -
Esto que dices es todavía mucho más hermoso.
SÓC: - Ahora, Fedro, podemos
establecer un criterio sobre aquellas cosas, una vez que estamos de acuerdo
sobre éstas,
FED. -
¿Sobre cuáles?
Sóc . - Aquellas que queríamos ver y
que nos han traído hasta este punto, cuando examinábamos el reproche que se
hacía a Lisias por escribir discursos, y a los discursos mismos, por estar o no
esta rescritos con arte.[iv]
Ahora bien, por lo que se refiere a tener o no tener arte, a mí me parece que
ha quedado suficientemente claro.[v]
FED. - Así
me pareció, en efecto, pero recuérdame otra vez cómo,
Sóc . - Antes de que alguien vea la
verdad de aquello sobre lo que habla o escribe, y llegue a ser capaz de definir
cada cosa en sí y, definiéndola, sepa también dividirla en sus especies hasta
lo indivisible[vi],
y por este procedimiento se haya llegado a conocer a fondo la naturaleza del
alma, descubriendo la clase de palabras adecuadas a la naturaleza de cada una,
y establezca y adorne el discurso de manera que dé al alma compleja discursos
complejos y multisonoros y simples a la simple,[vii]
no será posible que se llegue a manejar con arte el genero de los discursos, en
la medida en que su naturaleza lo permita, ni para enseñarlos ni para
persuadir, según nos hace suponer todo lo que anteriormente hemos dicho.[viii]
2) Mayéutica,
Teeteto, 149a:
Soc.-
Sufres los dolores del parto, Teeteto, porque no eres estéril y llevas el fruto
dentro de ti.
Teet.- No sé, Sócrates, te estoy diciendo la experiencia que he
tenido.[ix]
Soc.-
No me hagas reír, ¿es que no has oído
que soy hijo de una excelente y vigorosa partera llamada Fanáreta?
Teet.- Sí, eso ya lo he oído.
Sóc.- ¿Y no has oído también que practico el mismo arte?[x]
Teet.- No, en absoluto.
Sóc.-
Pues bien, te aseguro que es así. Pero no lo vayas a revelar a otras personas,
porque a ellos, amigo mío, se les pasa por alto que poseo este arte. Como no lo
saben, no dicen esto de mí, sino que soy absurdo y dejo a los hombres
perplejos. ¿O no lo has oído decir?
Teet.- Si que lo he oído.
Sóc.-
¿Quieres que te diga la causa de ello?
Teet.-
Desde luego.
Sóc.-
Ten en cuenta lo que pasa con las parteras en general y entenderás fácilmente
lo que quiero decir. Tú sabes que ninguna partera asiste a otras mujeres cuando
ella misma está embarazada y puede dar a luz, sino cuando ya es incapaz de
ello.
Teet.-
Desde luego.
Sóc.-
Dicen que la causante de esto es Ártemis, porque, a pesar de no haber tenido
hijos, es la diosa de los nacimientos.[xi]
Ella no concedió el arte de partear a las mujeres estériles, porque la
naturaleza humana es muy débil como para adquirir un arte en asuntos de los que
no tiene experiencia, pero sí lo encomendó a las que ya no pueden tener hijos a
causa de su edad, para honrarlas por su semejanza con ella.[xii]
Teet.-
Es probable.
Sóc.-
¿No es, igualmente, probable y necesario que las parteras conozcan mejor que
otras mujeres quiénes están encintas y quiénes no?[xiii]
Teet.- Sin duda.
Sóc.-
Las parteras, además, pueden dar drogas y pronunciar ensalmos para acelerar los
dolores del parto o para hacerlos más llevaderos, si es lo proponen.[xiv]
También ayudan a dar a luz a las que tienen un mal parto, y si estiman que es
mejor el aborto de un engendro todavía inmaduro, hacen abortar.
Teet.- Así es.
Sóc.-
¿Acaso no te has dado cuenta de que son las más hábiles casamenteras, por su
capacidad para saber a qué hombre debe unirse una mujer si quiere engendrar los
mejores hijos?
Teet.- No, eso, desde luego, no lo sabía.
Sóc.-
Pues ten por seguro que se enorgullecen más por eso que por saber cómo hay que
cortar el cordón umbilical.[xv]
Piensa en esto que te voy a decir: ¿crees que el cultivo y la recolección de
los frutos de la tierra y el conocimiento de las clases de tierra en las que
deben sembrarse las diferentes plantas y semillas son propias de un mismo arte
o de otro distinto?
Teet.- Yo creo que se trata del mismo arte.
Sóc.-
Y con respecto a la mujer, amigo mío,
¿crees que son dos artes la que se ocupa de esto último y la de la
cosecha o no?
Teet.- No parece que sean distintas.
Sóc.-
No lo son, en efecto. Sin embargo, debido a la ilícita y torpe unión entre
hombres y mujeres que recibe el hombre de prostitución,[xvi]
las parteras evitan incluso ocuparse de casamientos, porque, al ser personas
respetables, temen que vayan a caer por esta ocupación en semejante acusación.
Pero las parteras son las únicas personas a las que realmente corresponde la
recta disposición de los casamientos.
Teet.- Así parece.[xvii]
Sóc.-
Tal es, ciertamente, la tarea de las parteras, y, sin embargo, es mejor que la
mía. Pues no es propio de las mujeres parir unas veces seres imaginarios y
otras veces seres verdaderos, lo cual no sería fácil de distinguir. Si así
fuera, la obra más importante y bella de las parteras sería discernir lo
verdadero de lo que no lo es. ¿No crees tú?
Teet.- Sí, eso pienso yo.
Sóc.-Mi
arte de partear tiene las mismas características que el de ellas, pero se
diferencia en el hecho de que asiste a los hombres y no a las mujeres, y
examina las almas de los que dan a luz, pero no sus cuerpos. Ahora bien, lo más
grande que hay en mi arte es la capacidad que tiene de poner a prueba por todos
los medios si lo que engendra el pensamiento del joven es algo imaginario y
falso o fecundo y verdadero.[xviii]
Eso es así porque tengo igualmente, en común con las parteras esta
característica:[xix]
que soy estéril en sabiduría. Muchos, en efecto, me reprochan que siempre
pregunto a otros y yo mismo nunca doy ninguna respuesta acerca de nada por mi
falta de sabiduría, y es, efectivamente, un justo reproche. La causa de ello es
que el dios me obliga a asistir a otros pero a mí me impide engendrar. Así es
que no soy sabio en modo alguno, ni he logrado ningún descubrimiento que haya
sido engendrado por mi propia alma. Sin embargo, los que tienen trato conmigo,
aunque parecen algunos muy ignorantes al principio, en cuanto avanza nuestra
relación, todos hacen admirables progresos, si el dios se lo concede como ellos
mismos y por sí mismos los que descubren y engendran muchos bellos
pensamientos. No obstante los responsables del parto somos el dios y yo. Y es
evidente por lo siguiente:[xx]
muchos que lo desconocían y se creían responsables por sí mismos me
despreciaron a mí, y bien por creer ellos que debían proceder así o persuadidos
por otros, se marcharon antes de lo debido y, al marcharse, echaron a perder a
causa de las malas compañías lo que aún podían haber engendrado, y lo que
habían dado a luz, asistidos por mí, lo perdieron, al alimentarlo mal y al
hacer más caso de lo falso y de lo imaginario que de la verdad.[xxi]
En definitiva, unos y otros acabaron por darse cuenta que eran ignorantes. Uno
de ellos fue Arístides, el hijo de Lisímaco, y hay otros muchos. Cuando vuelven
rogando estar de nuevo conmigo y haciendo cosas extraordinarias para
conseguirlo, la señal demónica que se me presenta me impide tener trato con
algunos, pero me lo permite con otros, y éstos de nuevo vuelven a hacer
progresos.
2) la dialéctica,
Platón, Parménides, 135a:
-Sin embargo, Sócrates –dijo
Parménides-, estas dificultades y tantísimas otras además de éstas, encierran
necesariamente las Formas, si las características de las cosas que son en sí
mismas y si se define a cada Forma como algo en sí. De ahí que quien nos escuche
se halle en dificultad y discuta que estas cosas no son, y que, aun cuando se
conceda que son, es del todo necesario que ellas sean incognoscibles para la
naturaleza humana. Y, al decir esto, creerá decir algo con sentido y, como un
poco antes señalamos, será extremadamente difícil disuadirlo. Hombre plenamente
dotado seria el capaz de comprender que hay un género de cada cosa y un ser en
sí y por sí, pero aún más admirable sería aquel que, habiendo descubierto y
examinado suficientemente y con cuidado todas estas cosas, fuera capaz de
instruir a otro.
- Estoy de acuerdo contigo, Parménides
– dijo Sócrates-. Lo que dices es justamente lo que yo pienso.
-Pero, sin embargo, Sócrates -
prosiguió Parménides-, si alguien, por considerar las dificultades ahora
planteadas y otras semejantes, no admitiese que hay Formas de las cosas que son
y se negase a distinguir una determinada Forma de cada cosa una, no tendrá
adónde e dirigir el pensamiento. Al no admitir que la característica de
cada una de las cosas que son es siempre la misma, y así destruirá por completo
la facultad dialéctica.[xxii]
Esto, al menos según yo creo, es lo Que has advertido por encima de todo.
- Dices
verdad, repuso.
- ¿Qué harás, entonces, en lo tocante
a la filosofía? ¿Hacia dónde te orientarás, en el desconocimiento de tales
cuestiones?[xxiii]
-Creo no entrever camino alguno, al
menos en este momento.:-Es -dijo- porque demasiado pronto, antes de
ejercitarte, Sócrates, te empeñas en definir lo bello, lo justo, lo bueno y cada una de las Formas. Eso es
lo que pensé ya anteayer, al escucharte dialogar aquí con este Aristóteles.
Bello y divino, ten por seguro, es el
impulso que te arrastra hacia los argumentos. Pero, esfuérzate y ejercítate
más, a través de esa práctica aparentemente inútil y a la que la gente llama
vana charlatanería*, mientras aún eres joven. De lo contrario, la verdad se te
escapará.
- ¿Y cuál
es el modo de ejercitarme, Parménides?- preguntó Sócrates.
- Ese -respondió- que escuchaste de
labios de Zenón. Salvo en esto, que me pareció admirable que le dijeras que no
accedías a que el examen se perdiera en las cosas visibles ni que se refiriera
a ellas, sino a aquellas que pueden aprehenderse exclusivamente con la razón y
considerarse que son Formas .
- Me parece, en efecto - dijo-, que de
ese modo no hay dificultad en mostrar que las cosas que son, son tanto
semejantes cuanto desemejantes y que están afectadas por cualquier otra
posición.
- Muy bien - dijo-; pero, además de
eso, debemos hacer esto otro: no sólo suponer que cada cosa es y examinar las
consecuencias que se desprenden de esa hipótesis, sino también suponer que esa
misma cosa no es, si quieres tener mayor entrenamiento.
- ¿Qué quieres decir?, preguntó.
-Por
ejemplo - respondió-, si tú quieres, a propósito de la hipótesis que propuso
Zenón, si hay multiplicidad, examinar qué debe seguirse para los múltiples
mismos, tanto respecto de si mismos como respecto de lo uno, y para lo uno,
tanto respecto de si mismo como respecto de los múltiples. Y, a su vez,
poniendo como hipótesis si no hay
multiplicidad, examinar nuevamente qué ha de seguirse para uno y para los
múltiples, tanto respecto, de si mismos como respecto uno del otro. Y
luego, además, si se supone que hay semejanza o que no la hay, qué se sigue en
cada una de las hipótesis para los sujetos mismos de las hipó tesis como para
los otros, tanto respecto de sí mismos como respecto unos de otros. Y el mismo
argumento se aplicará a propósito de lo desemejante, así como del movimiento,
del reposo, de la generación y la corrupción, del ser mismo y del no ser, En
una palabra, a propósito de algo, se suponga que él es o que él no es o que
está afectado por cualquier otra determinación, se debe examinar las
consecuencias que se siguen tanto respecto de sí mismo como respecto de cada uno
de los otros, el que se prefiera elegir, e igualmente respecto de una
pluralidad y de todos en conjunto . Y las demás cosas, a su vez, tanto respecto
de sí mismas como respecto de alguna otra, la que prefiera s elegir, se suponga
que eso es, o se suponga que eso no es, si pretendes ejercitarte cumplidamente
para discernir bien la verdad.
2] Aristóteles[xxiv]
a) Aristóteles sobre el Platón, Metafísica,
987b:
Tras las filosofías mencionadas surgió
la doctrina de Platón, que en muchos aspectos sigue a éstos, pero que tiene
también aspectos propios al margen de la filosofía de los Itálicos. En efecto,
familiarizado primero, desde joven, con Crátilo y con las opiniones heraclíteas
de que todas las cosas sensibles están eternamente en devenir y que no es posible
la ciencia acerca de ellas, posteriormente siguió pensando de este modo al
respecto. Como, por otra parte, Sócrates se había ocupado de temas éticos y no,
en absoluto, de la naturaleza en su totalidad, sino que buscaba lo universal en
aquellos temas, habiendo sido el primero en fijar la atención en las
definiciones, Platón lo acepto, si bien supuso, por tal razón, que aquello no
se da en el ámbito de las cosas sensibles, sino en el de oro tipo de
realidades: y es que es imposible que la definición común corresponda a alguna
de las cosas sensibles, dado que están eternamente cambiando. Así pues, de las
cosas que son, les dio aquéllas el nombre de
“Ideas”, afirmando que todas las cosas sensibles existen fuera de ellas y
que según ellas reciben su nombre: y es que las múltiples cosas que tienen el
mismo nombre que las Formas correspondientes existen por participación. Por
otro lado, al hablar de “participación”, Platón se limitó a un cambio de
palabra: en efecto, si los Pitagóricos dicen que las coas que son existen por
imitación de los números, aquél dice, cambiando la palabra, que existen por
participación.[xxv]
Y tienen, ciertamente, en común el haber dejado de lado la investigación acerca
de qué pueda ser la participación o imitación de las Formas.[xxvi]
Platón
afirma, además, que entre las cosas sensibles y las Formas existen las
Realidades Matemáticas, distintas de las cosas sensibles por se eternas e
inmóviles, y de las Formas porque hay muchas semejantes, mientras que cada
Forma es solamente una y ella misma. Y pues que las Formas son causas de lo
demás, pensó que los elementos de aquéllas son los elementos de todas las cosas
que son, que lo Grande y lo pequeño son principios en cuanto materia y que el
Uno lo es en cuanto entidad. En efecto, a partir de aquéllos, por participación
en el Uno, las Formas son los Números. Y en cuanto a que lo Uno es, por su
parte, entidad, y no se dice que es uno siendo otra cosa, se pronunció de un
modo muy cercano a los Pitagóricos, e igual que éstos también en cuanto a que
los Números son causas de la entidad de las demás cosas.[xxvii]
b) “Lo que es”, la “entidad”, Metafísica,
1016b, 18:
“Ser uno” consiste en “ser principio de número”(1).
En efecto, la medida primera es principio, ya que lo primero mediante lo cual
conocemos cada género es su medida primera. Con que la unidad es el principio
de lo cognoscible en cada género. Ahora bien, la unidad no es la misma en el
caso de todos los géneros: en un caso es el intervalo más pequeño[BP1] , en otro caso la vocal o la consonante[BP2] , otra es la unidad del peso [BP3] y otra la del movimiento[BP4] . En todos los casos[BP5] , a su vez, la unidad es lo indivisible en cantidad
o en especie. Y lo indivisible en cuanto a la cantidad se llama: “mónada” si lo
es totalmente y carece de posición, “punto” si lo es totalmente y tiene
posición, “línea” si es divisible en una dimensión, “superficie” si lo es en
dos dimensiones, y “cuerpo” si es divisible en todas –las tres- dimensiones;
invirtiendo el orden, lo divisible en dos dimensiones es “superficie”, “línea”
lo divisible en una dimensión, “punto” y “mónada” lo que no es divisible en
absoluto en cuando a la cantidad: mónada si no tiene posición, y punto si tiene
posición.
En fin, ciertas cosas son numéricamente, otras
específicamente, otras genéricamente y otras por analogía: numéricamente lo que
son aquellas cosas cuya materia es una, específicamente aquellas cuya
definición es una, genéricamente aquellas cuya figura de la predicación es la
misma y, en fin, por analogía las que guardan entre sí la misma proporción que
guardan entre sí otras dos. Por otra parte, las modalidades posteriores
acompañan siempre a las anteriores: así, las cosas que son uno numéricamente lo
son específicamente, pero no todas las que lo son específicamente lo son
también numéricamente; a su vez, todas las que lo son específicamente lo son
también genéricamente, pero no todas las
que lo son genéricamente lo son además específicamente, aunque sí que lo son
por analogía: por su parte, no todas las que lo son por analogía lo son también
genéricamente.(2)
Resulta también evidente que lo MÚLTIPLE se dirá
tal por oposición a los sentidos de “uno”, ciertas cosas porque no son
continuas, otras porque su materia –la primera o la última-es específicamente
divisible, otras, en fin, porque sus definiciones –los enunciados que expresan
su esencia- son más de una.
“Lo que es” se
dice tal ya accidentalmente ya por sí mismo.(3)
Decimos,
por ejemplo, que accidentalmente el justo es músico, el hombre es músico y el
músico es hombre; y del mismo modo que decimos que el músico construye una casa
porque sucede accidentalmente al constructor que es músico, o al músico que es
constructor en efecto, “esto es tal cosa” significa aquí que tal cosa le sucede
accidentalmente a esto, también hablamos en este sentido en el caso de los
ejemplos aducidos: pues cuando decimos que el hombre es músico y que el músico
es hombre, o que el blanco es músico o que éste es blanco, en el último caso lo
decimos porque ambas cosas sucede accidentalmente que se dan en el mismo
sujeto; y que el músico es hombre, por su parte, porque “músico” sucede que se
da accidentalmente en éste. Y en este sentido se dice también que lo no-blanco
es: porque es aquello a lo cual esto le sucede accidentalmente. Así pues, las
cosas que se dice que son accidentalmente, se dice que son por las razones
siguientes: bien porque ambas determinaciones se dan en la misma cosa y ésta
es, o bien porque aquello se da en algo que es, o bien porque es aquello en lo
cual se da la determinación de que aquello se predica.
Por
otra parte, se dice que son por sí mismas todas las cosas significadas por las
distintas figuras de la predicación: en efecto, cuantas son las maneras en que
ésta se expresa, tantas son las significaciones de “ser”. Ahora bien, puesto
que, de los predicados, unos significan qué-es, otros una cualidad, otros una
cantidad, otros alguna relación, otros un hacer o un padecer, otros dónde y
otros cuándo, “ser” significa lo mismo que cada uno de ellos. Y es que no hay
diferencia alguna entre “un hombres está convaleciendo” y “un hombre
convalece”, ni entre “un hombre está paseando o talando” y “un hombre pasea o
tala”. Y lo mismo también en caso de los demás predicados.
Además,
“ser” y “es” significan que algo es verdadero, y “no ser” que no es verdadero,
sino falso, lo mismo en la afirmación que en la negación. Así, que Sócrates es
músico significa que tal cosa es verdad, o bien, que Sócrates es no-blanco, que
tal cosa es verdad, por el contrario, que la diagonal no es conmensurable
significa que es falso que lo sea.
Además
y respecto de estos sentidos enumerados, “ser” y “lo que es” significan tanto
lo que se dice que es en potencia como lo que se dice que es ya plenamente
realizado: efectivamente, tanto del que puede ver como del que está viendo
decimos que es alguien que ve, y del mismo decimos que conoce tanto el que
puede utilizar su conocimiento como el que lo está utilizando, y que es
tranquilo tanto aquel que está ya tranquilo como el que es capaz de
tranquilizarse. Y lo mismo en el caso de las entidades: también, desde luego,
decimos que en la piedra está la estatua de Hermes, y que en la línea está la
semilínea, que es trigo lo no madurado aún.
En otro lugar
habrá de definirse cuándo algo es potencialmente y cuándo no lo es aún.(4)
Se
llaman “entidad” los cuerpos simples- por ejemplo, la tierra, el fuego, el agua
y cuantos son tales- y, en general, los cuerpos y sus compuestos, animales y
divinidades, así como sus partes. Todas estas cosas se dice que son entidad
porque no se predican de un sujeto; al contrario, las demás cosas se predican
de ellos.(5)
En
otro sentido, lo que es causa inmanente del ser de aquellas cosas que no se
predican de un sujeto: así, el alma para el animal.
Además,
las partes inmanentes de tales cosas, si las delimitan y expresan algo
determinado, y si su eliminación acarrea la eliminación del todo: así, como
dicen algunos, la eliminación de la superficie acarrea la del cuerpo y la de la
línea acarrea la de la superficie;(6) y el número, en general, es tal según el
parecer de algunos (puesto que define todas las cosas y si se eliminara, nada
quedaría).
Además,
la esencia, cuyo enunciado es definición, también ella se dice que es la entidad
de cada cosa.
Sucede,
por demás, que la entidad se denomina tal en dos sentidos: de una parte, el
sujeto último que ya no se predica de otra cosa; de otra parte, lo que siendo
algo determinado es también capaz de existencia separada. Y tal es la conformación,
es decir, la forma específica de cada cosa.
Algunas
cosas se dice que son “lo mismo” accidentalmente, por ejemplo, “blanco” y
“músico” porque sucede accidentalmente(7) que se da en lo otro, y decimos “el
músico es hombre” porque sucede accidentalmente que se da en el hombre. Lo así
expresado se identifica con cada uno de sus dos términos y cada uno de éstos
con ellos: en efecto, tanto el hombre como el músico se dice que son el mismo
que “el hombre músico”, y que éste es el mismo que aquéllos. Y de ahí que
ninguna de estas cosas se predique universalmente.(8) No es, en efecto,
verdadero afirmar que “todos los hombres” son lo mismo que “músico”, ya que las
determinaciones que se predican universalmente pertenecen por sí mismas a sus
sujetos,(9) mientras que las accidentales no les pertenecen por sí mismas a sus
sujetos,(10) por más que se predicen de los individuos sin matización alguna al
respecto.(11) Sócrates y Sócrates mismo –músico(12) parece, en efecto, que son
los mismo; pero “Sócrates”(13) no se dice de una pluralidad de individuos, y de
ahí que no se diga “todos los Sócrates” como se dice “todos los hombres”.(14)
(1)
La consistencia del uno a su
existencia, el existir, es ser principio de número; al principio del uno
nombramos unidad. [la consistencia del uno, su asistencia es el acaecer del
método] [¿Cuál es la consistencia del ser a la unidad? Lo verdadero] Así
lenguaje y referencia vuelven uno; lo real se fabrica, la realidad asiste. Lo
verdadero es el asistir.
Asistir
verdadero asiste realidad, la figura; la asistencia es real, fabrica. Uno,
vuelto referir, hablar lo verdadero, consiste uno de sí a ser consistencia de
la peculiaridad.
García Lorca, Teoría y juego del
Duende:
"Poder
misterioso que todos sienten y que ningún filósofo explica".
Así, pues, el duende es un poder y no un obrar, es un luchar y no
un pensar. Yo he oído decir a un viejo maestro guitarrista: "El duende no
está en la garganta; el duende sube por dentro desde la planta de los
pies".
Es decir, no es cuestión de facultad, sino de verdadero estilo
vivo; es decir, de sangre; es decir, de viejísima cultura, de creación en
acto.”
“Ser principio de número” es del
método el comienzo.
Consistencia, conformación, concordar,
asistencias, presencias y presentarse del ser uno a la efectividad de la
totalidad del sentido, luego, es el viento, nunca uno.
Uno, así dispone el lenguaje por
acaecimiento el acontecimiento de la verdad, ello en cuya asistencia
sancionamos lo verdadero.
Así lo verdadero, humildad, es el
servicio que se atiende por acontecimiento de verdad; poder y no obrar.
Así luego, de la mímesis y su plástica, el
poder, ser uno, asiste uno en acción, presentación del poder en obrar. Al
tránsito del ser uno al uno la delegación, de la palabra la institución, su instrucción
el escrito; su escritura porta única su propia verdad, del delegar el ser
delegado, luego así la autoridad.
(2)
Así luego los tropos de la retórica.
(3)
Lo que se dice, ya es estructura de
claridad a tanto que la “claridad” es la “condición de declarado” de lo propio
para consigo, la identidad en uno.
(4)
La representación del representar.
(5)
Lo que se predica se predica siempre
por representar al interior de la idea. La predicación es el ethos de la idea.
(6)
“acarrear” es del logos arrastrarse
del ser por identidad, del mito una experiencia fundamental.
(7)
En esta división de las regiones de la
predicación para con la apropiación de la identidad de la entidad, la poesía
queda confinada como incidentalidad a la accidentalidad en términos de
apropiación de la entidad por mera representación; así luego la doctrina de la
mímesis. De lo accidental, la totalidad de la procesalidad, de ello que el
movimiento, su comprensión fundamental mediante la doctrina de la metáfora,
coloque un pie en la doctrina del método, la retórica, y otra en la doctrina de
la producción por imitación, la mímesis poética.
(8)
De ello la poesía alcanza su límite de
construcctividad de mundo para con lo que para Aristóteles al despliegue del
método en su nihilidad otorga la realidad por entidad de lo existente. [cfr.
Constitución de Atenas]
(9)
Las determinaciones que se predican
universalmente pertenecen por sí mismas a sus sujetos, son el mundo. El mundo
no es, se representa, las determinaciones predicadas universalmente son
representandos del mundo, objeciones de sujeción efectiva al juicio. Afectos
los llamamos del método a la consistencia del uno. Sensación la doctrina
metafísica clásica. [de allí, el emplazamiento absoluto que se distiendo del
método de Aristóteles a Wittgenstein es Yo]
De la
sensación la percepción y de la percepción el fenómeno, el saber supuesto saber
del no entrega y dispone la historiograficidad en sensaciones. Así el ser
acaece y se indigna, odio acomete a todo filósofo verdadero.
(10)Un aroma,
un color, de la accidentalidad del acaecer de las sustancias por determinación
de ser –identidad-al interior de la proposición, la proposición, lo propuesto,
es trance en tránsito del interpretar. La apropiación del accidente, lo
propicio de suyo transporta de sí a lo apropiado el ser de la verdad; luego de
sí ahí así todo proceso. Experiencia.
Te
encuentras, y la proposición propone.
Antes de
ti sólo escrito, el lenguaje habla, calla y resguarda del signo el sentido,
ciertamente un misterio la inscripción.
Así el
mundo entorna familia, es todo lo que acaece.
El acaecer
es lo misterioso del ser, ello mismo que conmina la consistencia, el concordar,
el convenir, eso de sí que siempre nos llama. Una sirena de nosotros, en
verdad, es el evento.
El
accidente impera.
(11)De la
diferencia sustancia-sujeto, el tránsito, el lenguaje, sitial de la apropiación
del evento. Allí se afinca todo filosofar en el arrogarse lo verdadero por
condición de principio. Una asistencia el conferir, un espectáculo el observar.
Referencia, una estructura la cultura, te sanciona. Así el público asiente y se
doblega, después aplaude y la totalidad te suscita. Hacen aplauso, ovaciones y
el odio de tus enemigos por igual.
(12)La
universalidad de la sustancia, lo que la metafísica tiene por tema, es el
método que por verdad la lógica suscita. Autoridad demanda, luego la totalidad
de los exempla, forma que de sí condiciona y determina del evento su aparición,
la comanda de su brisa. Todo emperador se somete, la sensación le dona la
brisa.
¿Cómo se
llega a la universalidad de la experiencia en la predicación de vida? Allí
luego como se quiebra el todo. ¿Cuál es la esencia de la verdad del ser? La
guerra de la filosofía. Nacen las ciencias por imperio; el saber una tiranía.
En el
tránsito el órganon la ciencia misma. Episteme, y la filosofía que de suyo
siempre se entrampó por totalidad al acontecer del todo, ella misma. [Searle,
por método y verdad la filosofía en filosofía del lenguaje y filosofía
lingüística, una presuponiendo a la otra por objeto] [Desde Aristóteles, la
diferencia, los cuadernos azules y rojo que documentan la lectura del
interpretarse la verdad por lo verdadero]
¿Investigaciones? Uno es accidente a la totalidad de la brisa,
luego el viento, el azul y su comanda.
(13)Lo
universal singular y el crash de la representación.
(14)Nace así
el problema de la mesa.
La
metafísica, del “se dice”, hace del significar la institución por método de su
verdad, la determinación temporo-espaciante de la totalidad de sentido al
acontecimiento propicio. Una cláusula de legalidad a todo lo que no se ha
escrito.
c] Aristóteles sobre el método. Metafísica 1041a
[Ontología y composibilidad metódica del análisis]
Tomando otro punto de partida digamos
otra vez qué es lo que debe denominarse entidad y cuales son sus
características. Pues seguramente a partir de estas consideraciones se arrojara
luz también acerca de aquella entidad que se da separada de las entidades
sensibles.(1) Y puesto que la entidad es cierto principio y causa, ha de
comenzarse por aquí. El “porqué” se pregunta siempre de este modo: por qué una
cosa se da en otra.(2) En efecto, preguntar por qué el hombre músico es hombre
músico, es preguntar, o bien lo dicho —por qué el hombre es músico- (3), o bien
otra cosa.(4) Ciertamente, preguntar por qué una cosa es ella misma es no
preguntar nada.(5) Efectivamente, el hecho y la existencia de la cosa han de
estar claros,(6) quiero decir, por ejemplo, el hecho de la “luna se eclipsa”; por
otra parte, responder “porque una cosa es ella misma” constituye la única
explicación y la única causa que cabe aducir ante todas las preguntas del tipo
“¿por qué el hombre es hombre?” o “¿por qué el músico es músico?” a no ser que
responda: “porque toda cosa es indivisible respecto de sí misma y en esto
consiste ser-uno.”(7) Pero una respuesta tal es aplicable en general a todos
los casos y peca de brevedad. Por el contrario cabe que se pregunte: ¿por qué
el hombre es tal tipo de animal?, en cuyo caso queda claro que no se pregunta
por qué es hombre el que es hombre: se pregunta, más bien, por qué algo se da
en algo (y ha de estar claro el hecho de que se da, ya que, de no ser así, no
se pregunta nada). (8) Así, la pregunta “¿por qué se truena?” significa: ¿por
qué se produce estruendo en las nubes?”(9) De este modo, en efecto, lo que se
pregunta es algo respecto de otra cosa. Así también, “¿por qué estos materiales
–por ejemplo, maderas, piedras- son una casa?”.
Es, desde luego, evidente que se
pregunta la causa y ésta, hablando lógicamente, es la esencia.(11) En algunos
casos es el para-qué, por ejemplo, seguramente en el caso de una cosa o de una
cama, pero en otros casos es qué fue lo que inició el movimiento. Desde luego,
esto también es causa. Pues bien, este tipo de causa se pregunta en relación
con la generación y corrupción de las cosas mientras que aquélla se pregunta
también en relación con su ser. Lo preguntado pasa inadvertido, sobre todo,
cuando los términos no se predican unos de otros, por ejemplo, cuando se
pregunta “¿qué es el hombre”, porque se utiliza una expresión simple sin
distinguir que “tales cosas son tal cosa”. Pero debemos preguntar tras haber
articulado la pregunta, ya que, de no ser así, viene a ser lo mismo preguntar
algo que no preguntar nada. Y puesto que la existencia de la cosa debe
conocerse y darse, es evidente que se pregunta acerca de la materia por qué es
tal cosa. Por ejemplo, “¿por qué estos materiales son una casa?”: porque en
ellos se da la esencia de casa. Y “esto- o bien, este cuerpo que tiene esto –es
un hombre”. Por consiguiente, se pregunta por la causa de la materia (que no es
otra que la forma), causa por la que aquélla es algo. Y ésta es por su parte,
la entidad. Así pues, es evidente que, tratándose de las cosas simples, no cabe
preguntar ni enseñar, sino que ha de ser otro el método de investigar acerca de
ellas.
Pues que lo es compuesto de algo de
tal modo que el todo constituye una unidad, no como un montón, sino como una
sílaba, y la sílaba no es, sin más, las letras –“b” y “a” no es lo mismo que
“ba”-, y tampoco la carne es, sin más fuego y tierra (cuando se produce su
descomposición hay algo que no permanece, en el ejemplo, la carne y la sílaba,
pero las letras permanecen, así como el fuego y la tierra); la sílaba es,
ciertamente, algo, no es sólo las letras, la vocal y la consonante, sino además
algo distinto, y la carne no es sólo fuego y tierra, o bien, lo caliente y lo
frío, sino además algo distinto. Ahora bien, puesto que “ese algo distinto” ha
de ser necesariamente o un elemento o algo compuesto de elementos, si es
elemento, valdrá de nuevo el mismo razonamiento (en efecto, la carne estará
compuesta de ese algo y de fuego y tierra, y, además, de otro algo con que se
cae en un proceso infinito): si, por el contrario, es compuesto de elementos,
evidentemente no constará de uno solo (si así fuera se identificaría con él),
sino de varios, de modo que acerca de él repetiremos el mismo razonamiento
acerca de la carne o la sílaba. Parecería, ´pues, que se trata de algo, y que n
o es un elemento, y que es la causa de que esto sea carne y esto sea una
sílaba, y lo mismo en los demás casos. Pues bien esto es la entidad de cada
cosa (ya que esto es la causa primera de su ser)(11). Y puesto que algunas
cosas no son entidades y, por su parte, las que son entidades están
constituidas según la naturaleza y por naturaleza, parecería que la entidad es
esta naturaleza que no es elemento, sino principio. Elemento es, por su parte,
aquello en que la cosa se descompone y que es inmanente en ella como materia,
por ejemplo, de la sílaba, la “a” y la “b”.(12)
(1)
A la confrontación de la indagatoria
por la entidad en sí ante las entidades sensibles, el FENÓMENO por presencia de
la causa. La prosecución de la indagatoria en la posibilidad de nombrar y
estatuir las categorías del Dasein. [qué y cómo qué escribe Heidegger sobre
Aristóteles y la retórica ya como el primer intento de la analítica ontológica
del ente que comprende al ser a ser el interpretarse de la entidad] [allí entonces
la retórica del alma]
Del
Dasein en ente en totalidad la causalidad por rasgo inherente de la indagatoria
y el perseguir del explicar un algo, cualquier respecto, sea por hábito, sea
por azar. A la relatividad anunciada, la mónada, siempre un buscar, un estar en
búsqueda de la razón –tiempo perdido; allí a las ideologías del nombre, la
investigación, el historiar. Así entonces el habla de la causa.
¿Cómo
y cuándo se sujetan las condiciones del tiempo? [temporación, temporización,
temporamiento]
A
la causa, en la presunción “metafísica” de la entidad, el correlato de la causa
para con la entidad a la razón de PRINCIPIO. [causa es temporamiento en
temporación, al acontecimiento y al suceder del representarse]
¿Qué
y cómo establece aquello que se denomina principio a la historiografía del
filosofar de los filósofos?
(2)
El por qué ya es la pregunta del ser
en la elisión de la temporalidad por fundamento de temporación en tiempo de la
identidad, acontecimiento del reconocer.
Así
del reconocer –la idea- el fundamentar en el remontarse de la idea por
reconocerse del acontecimiento en identidad el tiempo por temporación en
fundamento de temporalidad del elidirse el ser al preguntar ya “¿por qué?”
(3)
De la pregunta, al preguntar, ya hemos
estatuido en igualdad del preguntar lo preguntable del ente en totalidad. Lo
común mismo al género de cada pregunta, de todo preguntar, es la institución
del homo mensura en la idealidad de todos los respectos. Así, del Dasein, la
elisión de ser al traslado de la idealidad absoluta de refractámenes a Dios, el
primer motor.
(4)
Al [HOMO MENSURA] se estatuye por
referencia en realidad las [COSAS] Y [ALTERIDAD] de las otras cosas para el
decurso por resto de la indagatoria al saber de su verdad. ¿Cuándo aquí se
estatuye ya el criterio fundamental de la cantidad por única cualidad de la
entidad?
La
unidad absoluta del hombre a su medida
en tanto mal.
(5)
Más la pregunta, al no preguntar nada,
dispone del resto por nada en aniquilación de respectos por instrumentación de
paz en verdad. Así todos los poetas hemos sido derrotados de antemano a los
estatutos de fe que la institución de la Verdad pregona para con el ente en
totalidad.
(6)
Y toda claridad se remite por
totalidad al ente en su unidad. Un quantum que del disponerlo por inmediatez
hace una realidad irreflexiva –el presentarse de lo que se presenta a tanto que
presente.
(7)
El ser-uno, emplazamiento de
estructura, es el acontecimiento en verificación de toda claridad. [La
metafísica de la analítica, su lógica, interpreta sus respectos en idealidad de
identidades para con la estabilidad categórica-referencial de la confección del
ser-uno a sí, sí que por su poder infiere] [a esta inferencia se remonta toda
mayéutica al develamiento, parteo, emergencia, de toda física de fuerzas]
(8)
Aquí entonces el parteo de la
paráfrasis que ejecuta Wittgenstein para con la filosofía en el imperio del
método verdadero.
(9)
De la enunciación ¿qué respecto por
idealidad estructural presentificada y estable puede el analista venir a ser y
reconocer en la validación y sanción de acontecimiento de la verdad por ser?
La
ANALOGÍA DEL SER transfiere la identidad del sentido a tanto de apercatarse del
darse de lo que se da por ente en totalidad y de allí, a la comprensión de la
totalidad del ente, el referirse de la causalidad por círculo de la indagación
y la reparatoria de verdad para el proseguir en curso de toda identidad, motivo
o extrapolación.
Así
entonces, qué resta y cómo leyó Herodoto de Halicarnaso, qué y para qué
Tucídides; ¿cómo así el decurso por totalidad en todo transfiere del ente por
entidad la apercepción de la totalidad por curso y discurso de la historicidad?
(10) Toda
claridad se descubre por esencia el eterno retorno del ser; lo mismo,
identificado a tanto, es historiograficidad.
(11)Nosotros.
(12)Elemento
es nihilismo, al análisis su interpretarse nada por todo, todo en nada, todo
por nada y nada en todo.
La retórica es correlativa de la
dialéctica, pues ambas versan sobre cosas que, de alguna manera, son conocidas
por todos y no las delimita o incluye ninguna ciencia.(1) Por eso todos, en
algún grado, participan de ambas, ya que todos hasta cierto punto intentan
inquirir y resistir a una razón, defenderse y acusar. Y de ellos unos lo hacen
al azar, otros mediante el hábito que nace del ejercicio. Pero, puesto que de
ambas maneras es posible, es evidente que también para ello se podría
determinar un camino;(2) pues aquello por lo que aciertan los que siguen un
hábito y los que obran instintivamente, permite establecer o estudiar la
causa,(3) de modo que todos reconocerán que ello es obra de un arte.(5)
Ahora bien, los que han sintetizado
los tratados del bien hablar, de ningún modo, por así decirlo, nos han
transmitido ni una parte de ella; pues los argumentos son solo propios del
arte,(4) y todas las demás cosas son aditamentos; y nada dicen de los silogismos,
lo cual es el cuerpo del argumento, y en cambio pragmatizan en torno a lo
exterior del ejercicio retórico las más de las veces; pues la aversión, la
compasión, la ira y otros sentimientos del alma no afectan al asunto, sino al
juez. De manera que, si acaeciera en todos los juicios lo que sucede en algunas
ciudades, y más en las que gozan de buenas leyes, nada tendrían los tratadistas
que, decir; pues todos creen conveniente defender así las leyes, y algunos
además lo hacen efectivo y prohiben hablar al margen del asunto, como en el
Areópago, y tienen razón en esto; pues no se debe desviar al juez, inclinándolo
a la ira, al odio o a la compasión; pues sería lo mismo que si uno torciera la
regla de que debe servirse.
(1)
La ciencia para Aristóteles –la episteme- ante
aquello que se nombra [conocimiento], no es de sí sino la elaboración por
técnica de ello mismo que es el producto por innovación del método para con la
realidad precedente –realidad como estado de facto en el comprenderse por ahí
del meditar. De allí para llegar a la ideología científica del descubrimiento,
hace falta un Dios, su muerte, la conquista de toda la civilización y la muerte
de la ciencia al final. Precisaremos esto:[xxviii]
Del entendimiento la crítica de la razón pura, a bien estatuir los
poderes de la Crítica por institución del Método, tiene entonces que elidir del
temperamento científico su raíz de producción significante a la readecuación
historiográfica que la Ciencia por institución de Verdad pre-comprende del
evento apropiador de la Ciencia –el científico en el pensar- y atener la imagen
así recién retenida en el proyecto del trascurso ideológico donde antes se
encumbró una razón metódica diversa. Así la modernidad alumbra al mundo
contemporáneo: ha nacido el kitsch.
(2)
El método, su pertinencia por
posibilidad, se estatuye a la consideración intermedia del hacer y del
fabricar, el hacer al azar y el hacer mediante el hábito que nace del
ejercicio.
[método
por instrumentación de costumbre]
El
método en la instrumentación de la cosmología por implementación
mítica-significativa de las instituciones de poder.
La
emergencia del reino de los cielos a la conferencia por verdad del método en su
instrumentación de noticias.
Luego Occidente.
Allí,
al imperio español y al herencia absoluta de la escolástica –eso mismo en que
devienen Platón y Aristóteles para la Iglesia universal y sus poderes mundanos-
el develamiento instrumental del método a su apropiación –el evento- por René
Descartes.
Así la conciencia
del método por historiografía.
(3)
CONCIENCIA DEL MÉTODO POR
HISTORIOGRAFÍA: La permisión al estudio de la causa:
“aquello
por lo que aciertan los que siguen un hábito y los que obran instintivamente,
permite establecer o estudiar la causa, de modo que todos reconocerán que ello
es obra de un arte”
¿a
qué se le denomina causa?
A
aquello por lo que aciertan los que siguen un hábito, los que obran
instintitivamente, se llama efecto. Al efecto, su temporación en disposición
trascendental del tiempo, las consideraciones del a priori, la presunción del
MOVIMIENTO
Más
de ello ahora también se sigue que seguir un hábito, obrar instintivamente, es
obra de un arte. De ello que estamos aquí. A la comprensión de arte por tecne,
la naturaleza no es ajena, externa o exótica a la tecne, sino la tecne es la
esencia misma de lo natural.
Allí,
a la propiedad en apropiación del seguirse un hábito, del obrar
instintivamente, el método de sí, obrar de la obra de un arte
(4)
A la metafísica del argumento, justo
ella que coloca a la lógica por método de la filosofía analítica, se descubre
luego la lógica solo como el juego de un engaño, ello mismo que elide que “los
argumentos son sólo propios del arte”. Del arte naturaliza sus preceptos por
ordenamiento moral de un porvenir, la obediencia irrestricta de un pupilo al
servicio de su reina. Otra es la filosofía para los señores.
(5)
Seguir un hábito, actuar
instintivamente, lo que permite de suyo establecer una causa: obra de un arte.
[la
obra de un arte –tecne- es sólo el resto material que a la apercepción reposa
para poder instruir, movilizar o tecnificar la totalidad de la percepción]
[representarse
del representar] [“obra” y “arte” así concebidos remiten por totalidad a la
metafísica misma]
e) Lenguaje, método, ciencia:
(EL
LENGUAJE HA DE ACOMODARSE A LO HABITUAL
Y A LAS
EXIGENCIAS DE CADA CIENCIA)
El éxito de las lecciones depende de
los hábitos del auditorio. (1) Exigimos, desde luego, que las cosas se digan
como estamos habituados, y las que se dicen de otra manera no parecen las
mismas, sino más difíciles de conocer y más extrañas, al no ser habituales. Y
es que lo habitual, en efecto, es más fácilmente cognoscible. Y cuánta fuerza
tiene lo habitual, lo ponen de manifiesto, a su vez, las leyes; en éstas lo
fantástico e infantil tiene más fuerza a causa de la costumbre, que el
conocimiento acerca de ellas.(2) Los hay que no aceptan lo que dice a no ser
que uno hable con lenguaje matemático, otros a no ser que se pongan ejemplos, y
otros, en fin, exigen que se aduzca el testimonio de algún poeta. Y unos
quieren que en todos los casos se hable con rigor, mientras que a otros les
fastidia el rigor, ya sea por incapacidad para captar el conjunto, ya sea a
causa de l minuciosidad. La exactitud, en efecto, comporta una cierta
minuciosidad, y de ahí que algunos la consideren mezquina, tanto en el caso de
los contratos como en el de los razonamientos. Por ello hay que instruirse
acerca de qué tipo de demostración corresponde en cada caso(3), como que es
imposible pretender hallar a la vez la ciencia y el método de la ciencia.(4) No
es fácil, sin embargo, aprender ni lo uno ni lo otro, y, por lo demás, no ha de
exigirse el rigor matemático al tratar todas las cosas, sino al tratar de
aquellas que no tienen materia. Por eso el método matemático no es propio de la
física. Pues seguramente toda naturaleza tiene materia. Por tanto, ha de
examinarse primero qué es la naturaleza. Así, además, se pondrá de manifiesto
de qué se ocupa la física, y si al estudiar las causas y los principios
pertenece a una ciencia o a más de una.
(1)
El primado del criterio pedagógico en la
prescripción de la institución del saber por verdad y ciencia del saber de lo
verdadero al realizarse su idea. Del criterio pedagógico su instrumentación por
verdad en política:
(2)
De la obviedad por comentario que la dictadura
del público, la tiranía del auditor por prescripción técnica del ser de la
verdad, la ley, a su voluntad de poder, tiene por efectividad de afecto, la
racionalidad de su realidad. La historiograficidad a su fuerza: lo fantástico e
infantil a causa de la costumbre, que el conocimiento acerca de ellas.
La historiograficidad de la ley,
La costumbre de la historiograficidad
Lo habitual de la historiograficidad.
La historiograficidad del conocimiento
de las leyes.
Historiograficidad y poder.
(3)
Los tipos de demonstración corresponden en
cada caso a los tipos de espectador a tanto esencia del hombre en su atención
de validación para con la exposición del discurso. [cfr. Política, tipos de
hombre, formas de gobierno y la transformación activa del emplazamiento platónico
en la República para con la institución retórica del imperio alejandrino] La
regla, su orientarse, es un disponerse de la retórica por camino para con la
dialéctica –lo mismo- en instrumentación de la institución de fe.
¿Instituciones de fe?
Lenguaje matemático.
Ejemplos.
Testimonio de algún poeta.
(4)
A la comprensión trascendente –atemporal- de
la ciencia y el método, la colocación a-historia de instrumento, su
instrumentación y el instrumentarse de sí a ser el ser a sí por
exponerse-demostrativo en descripción.
[i]
Jonathan Swift y el nombre. Tello, el hombre más feliz según Solón, según
Herodoto, aquel que da las gracias antes de haber recibido.
Pensar
al autor tal como propone Ginzburg a Menocchio. Así de Braudel a Hobwbawn para
comprender este retorno del personaje al sitial de comienzo de la lógica
historiográfica del historiador. Allí el método, la institución política del
derecho en decurso y la asignación social del poder institucional para con la
personalidad del saber, la personalidad del investigar.
El
paso instrumental del hombre por el aparato de la academia.
Así
comienza El queso y los gusanos de
Carlo Ginzburg:
Antes era válido acusar
a quienes historiaban el pasado, de consignar únicamente las “gestas de los
reyes”. Hoy día ya no lo es, pues cada vez se investiga más sobre los que
callaron, expurgaron o simplemente ignoraron. “¿Quién construyó Tebas de las
siete puertas?” pregunta el lector obrero de Brecht. Las fuentes nada nos dicen de aquellos albañiles anónimos,
pero la pregunta conserva toda su carga.
La escasez de
testimonios sobre los comportamientos y actitudes de las clases subalternas del
pasado es fundamentalmente el primer obstáculo, aunque no el único, con que
tropiezan las investigaciones históricas. No obstante, es una regla con
excepciones. Este libro narra la historia de un molinero friulano –Domenico
Scandella, conocido por Menocchio- muerto en la hoguera por orden del Santo
Oficio tras una vida transcurrida en el más completo anonimato. Los expedientes
de los dos procesos en que se vio encartado a quince años de distancia nos
facilitan una elocuente panorámica de sus ideas y sentimientos, de sus
fantasías y aspiraciones. Otros documentos nos aportan información sobre sus
actividades económicas y la vida de sus hijos. Incluso disponemos de páginas
autógrafas y de una lista parcial de sus lecturas (sabía, en efecto, leer y
escribir). Cierto que nos gustaría saber muchas cosas cosas sobre Menocchio
pero con los datos disponibles ya podemos reconstruir un fragmento de lo que se
ha dado en llamar “cultura de las clases subalternas” o “cultura popular”.
No
bueno, el acusar. Fascinación y escándalo. Del fascinarse en sucesiones el
error, el horror, el terror y el sitial en absumisión de temporalidad. Hoy ya
no lo es. Su validez comienza al punto donde el saber se interroga- allí donde
el conocimiento se entrega. Del punto habremos de apercatarnos cómo, cuándo y
para quién cabe la entidad del ente por totalidad – al plano del preguntar
[cómo] [cuándo] [para quién] son determinaciones del [punto].
Del
por, y no en, a la medida la cantidad.
De
la medida el esquema trascendental a bien estatuir por temporizaciones la atemporalidad
de los definidos y sus respectos.
[allí
entonces, definir y predicar][para Russell el definir es definir de propuesta;
es decir, lo definido del definir es lo propuesto tan sólo, la propiedad para
con la sintaxis lógica de la verdad en la predicación.]
El
maquinismo, la instrumentación de la palabra por verdad, de la palabra la
realidad y nunca más oír. ¿Qué es este presente que detenta a su anunciación el
imperativo categórico de lo que tiene por deber el ser?
El,
a la esencia del ente el evento, es la sustracción de vida por individualidad
de una atención, una incorrección, una extramadura –extremación de límites.
De la razón misma el emplazamiento por ser-humano de ello
que nombramos a realidad los hechos.
¿Transplantar
la presencia del hecho de la certeza de su auto-presentarse –el haber sido
representado? Allí entonces los conflictos intratemporales a la contemporación
del sitio por el instrumental.
Más
que observador el historioador es asistente al evento.
Siempre,
en todo suceso, dios es aquel que habrá de venir a escuchar, otra vez, todo
aquello que así se dijo.
Del
decir el habla, al habla la entidad.
De
la palabra que nombra lo tenido por deber del ser la institución de la
subjetividad. A su plano el despliegue de lo pensable. Lo interesante estriba
entonces en figurar el horizonte donde pretendemos trasplantarnos en instancia
de la asistencia al evento de la constitución ontológica del haber por resto
que nombramos Mundo.
Cfr.
con el Comienzo de Levinas Totalidad e infinito:
«La verdadera vida está ausente». Pero
estamos en el mundo. La metafísica surge y se mantiene en esta excusa. Está
dirigida hacia la «otra parte», y el «otro modo», y lo «otro». En la forma más
general que ha revestido en la historia del pensamiento, aparece, en efecto,
como un movimiento que parte de un mundo que nos es familiar -no importa cuáles
sean las tierras aún desconocidas que lo bordean o que esconde-, de un «en lo
de si» que habitamos, hacia un fuera de sí extranjero, hacia un allá lejos.
El término de este movimiento -la otra
parte o lo otro es llamado otro en un sentido eminente. Ningún viaje,
ningún cambio de clima y de ambiente podrían satisfacer el deseo que aspira
hacia él. Lo Otro metafísicamente deseado no es «otro» como el pan que como, o
como el país en que habito, como el paisaje que contemplo, como a veces, yo
mismo a mí mismo, este <<yo», este «otro». De estas realidades, puedo
«nutrirme» y, en gran medida, satisfacerme, como si me hubiesen simplemente
faltado. Por ello mismo, su alteridad se reabsorbe en mi identidad de
pensante o de poseedor. El deseo metafísico tiende hacia lo totalmente otro,
hacia lo absolutamente otro. El análisis habitual del deseo no
podría dar razón de su singular pretensión. En el fondo del deseo comúnmente
interpretado, se encontraría la necesidad; el deseo señalada un ser indigente e
incompleto o despojado de su grandeza pasada. Coincidiría con la conciencia de
lo perdido. Sería esencialmente nostalgia, añoranza. Pero de este modo no
sospecharía aún lo que es verdaderamente otro.
La
ausencia, su constatación, es ciertamente comienzo. Ese comienzo es su propio
estar. El estar ausente de la ausencia es uno mismo. Allí de sí el ahí:
testimonio, el Verano. De la metafísica su inversión es la historicidad.
La
historiografía es la historicidad aunada por inversión en su totalidad, la
absumisión de representandos.
En
lo de sí, lo conocido, la estructura del reconocimiento: la generalidad.
Nombrar
algo así como la estructura de la generalidad del reconocimiento es elidir el
extrañamiento del instrumental a la razón mediática de su aparecimiento, la
institución fenomenológica del sitio.
El
del Otro, el señalado, es uno mismo en extrañamiento, la medida que del sitio
ignora la fenomenología del instituir, aperecer del medio en razón el
instrumento que extraña el elidir: así, de sí, toda nostalgia. Reconocer el género en generación de su
verdad, lo que de sí ha elidido el estructurarse y lo habido estructurado,
estar ahí “en lo de sí”.
Llorar
es un poder, el llanto es poder, no impotencia; la depotenciación del llanto,
una estructura natural del fundamentar: emplazamiento.
[el
reino, su someterse en económico a la displicencia del maestro; quien paga.]
[así transita el materialismo de la escuela positiva alemana, el historicismo
clásico] [Gadamer sobre Ranke y su filiación hegeliana] [al transcurso del
materialismo científico, el siglo XX su someterse en instrumental empírico de
convalidación epistémica al respecto racional del socialismo científico –la
investigación en ciencias sociales]
[el
correrse del jacobinismo al espectro racional-material de la estructura del
emplazamiento: la escritura]
[formas,
figuras, obediencia y disciplina: la ciencia histórica en las naciones del orbe
hispánico]
De los delitos y de las penas, césar
becaria alianza, Porrúa
Comienzo
de Iggers de La ciencia de la historia en el siglo XX:
Hace casi veinte años publiqué un
pequeño libro sobre la situación en la que, en aquella época, se encontraba la
ciencia histórica en Europa. En él expuse el relevo del modelo científico
tradicional del historicismo por otras formas más recientes de investigación
histórica sociocientífica. Numerosos historiadores de todos los países
coincidían en que la investigación histórica, tal como se había venido
practicando internacionalmente desde que, a principios del siglo XIX, la
ciencia histórica se afirmara como disciplina científica, no respondía a las
condiciones sociales y políticas de la segunda mitad del siglo XX ni tampoco a
las exigencias de una ciencia moderna. Entretanto las ideas acerca de la
historia y de la ciencia histórica han vuelto a experimentar un profundo
cambio. Por ello, este volumen no podía ser una continuación que, por decirlo
así, pusiera al día mi publicación de 1975. En su lugar, se ocupa, ante todo,
de algunos cambios fundamentales en el pensamiento y en la práctica que, en la
actualidad, determinan el trabajo de los historiadores –y de las historiadoras-
cada vez más numerosas. Si bien en muchos aspectos se puede observar una
continuidad de las formas más antiguas tanto de la investigación histórica como
de la historiografía, lo cierto es que ha tenido lugar una reorientación de
carácter fundamental.
El
encontrarse de la ciencia histórica, algo así como el relato de una madre. En
Europa, hablando desde Chicago, y así la añoranza de esa lejanía en que se nos ha
vuelto el pasado pasado; Crisis Redentor
estatuye:
Alrededor
de una palabra camina el tiempo;
alrededor de una idea equivoca del sentido de espacio:
Las horas son horas, aun cuando las horas hayan transcurrido,
y aun cuando los gritos, e incluso los ecos,
persistan.
alrededor de una idea equivoca del sentido de espacio:
Las horas son horas, aun cuando las horas hayan transcurrido,
y aun cuando los gritos, e incluso los ecos,
persistan.
Allí
de sí la totalidad de un absoluto; luego así la historicidad una relación en
relatividad –al cuarto término condicionada, la finalidad. A la elisión la
temporalidad en función por servicio: 20 años, casi veinte años.
El
materialismo y su partir del tiempo, el trasfondo de la creación en producción
de sentido; una, claro, azul el verde que vuelve.
cfr.
con Allen Ginzsberg. La determinación cultura-civilización en un evento
liminar. [La cuestión judia]
[¿Qué
escribieron Marx?, ¿Qué escribe Freud?, ¿Qué escribe Jean-Paul Sartre?
Más
ya entonces sabemos que del Flaubert de Jean Paul Sartre al Menocchio de
Ginzburg está antes Nietzsche y las estructuras de sitial que su cuarta y
última parte del Zarathustra coloca.
Las
horas son horas, no es tiempo, es un hecho.
Allí
de si el materialismo por doctrina, materialismo por método. Ciencia, la
ideología metódica; del cientificismo que cierne hoy al mundo en su
post-estructura Zizek y su referir de la historicidad de condición ideológica.
Hecho
es atemporaliadad,
Resultado de la estructura de conjuración de
noche, paz e instrumental.
Claro,
ante estas auroras hay diez mil otras en mil colores mas -la peculiaridad
cogito-estructural de Foucault. La Aurora podremos verla incluso en escala de
grises- a lo particular prefiero mis arcoíris en los rasguños ámbar del sepia.
Sólo estamos nombrando ahora los colores primarios.
De
aquí la apertura a la genealogía de las metodologías.
La
temporación es condición de historicidad ideológica.
Claro,
las diez mil preguntas que nos comandan. Más ahora tenemos un sitio a bien de
responder nuestro único ideal, nosotros, México-América-Mundo.
El
resto de las noticias que el tiempo así quiera favorecer. Nosotros de antemano
se los podremos agradecer.
[ii]
Como. Hacer del ser tal que el ser es descrito. Entonces el paso. El [según
parece] es al parecer todo parecimiento, el ente en totalidad. La apariencia,
la disposición de parecimiento por objetividad –el respecto en función del
argumento-, es de lo sujetado su función, la idea. Su sujeción el servicio
público que presta. Es responsabilidad la ejecución trascendental de la
entidad, no es trajo.
Kitty grita Renata. Kitty nunca la escucha.
El materialismo histórico, una ingenuidad que
vive como se vive por burguesía en Francia, es la interpretación del mundo que
considera que la totalidad del mundo por ente se moviliza de manera propia,
autónoma, estructural.
Un gran organismo mecánico que gesta por
estabilidad la totalidad del mundo que lo suscita.
Del vivir hemos movilizar la concepción al
habitar.
De la palabra el trastocamiento de la oquedad.
El discurso de la manera por totalidad en
transcurso; Autonomía significa modo, modo atemporiza la comprensión y
temporiza lo comprendido. Del comprenderse el ícono en sentido.
El sentido se nombra en ser-ahí.
Cada palabra estatuida por Aristóteles –y que
de Aristóteles a sus traducciones se habilita-; palabra, es entonces que se
gestionan las modalidades que prescriben del método la constitución del saber.
La verdad.
La estabilidad del sentido es la lexis.
[iii]
Aquí, de la inmortalidad que la palabra por semilla comporta, la inmortalidad
como ideología de la subjetividad al develarse el transcurso de la historia de
la escritura en la pluma y sapiencia de los poetas malditos. Así luego, la
complacencia académica que usa de esta palabra para estatuir niveles y
requerimientos técnicos al estatuto mismo de la palabra en su adscripción
técnico-burocrática [el criticismo][Luego la ontología, la ciencia en su
realización técnico material por mundo] [allí también la ceguera, la sordera,
la comanda por tiempo del espíritu de letargo]
[iv]
Ya la distancia que distingue arte de discurso, es elisión de
historiograficidad de temporización, un recurso en diálogo por argumento en
atemporalidad; allí entonces, en la legitimidad de distinción arte y discurso,
Ion, sobre la poética. El [querer ver] de Sócrates y Fedro es toda la voluntad
de poder.
[Ion y la rapsodia es “a”]
[v]
Por la voluntad de poder el tener o no tener arte es del poder el poder, la
voluntad de sanción. Más así ¿qué hace la disposición trascendental del
dispositivo metodológico para con el poder efectivo, la fuerza en ejercicio?
[vi]
La teoría de los animales presupone lo “sublime” como diferencia efectiva en
realidad de la humanidad de lo humano; allí luego el lenguaje. De ello también
la constructividad del “ARTE” como apercepción de efectos diferido de la
técnica de empleo del ahí del recurso material del producto, la poiesis.
Aristóteles, Metafísica, 980c:
Todos los hombres por naturaleza
desean saber.(a) Señal de ello es el amor a las sensaciones. Estas, en efecto,
son amadas por si mismas, incluso al margen de su utilidad y más que todas las demás, las sensaciones visuales. Y es que
no solo en orden a la acción, sino cuando no vamos a actuar, preferimos la
visión a todas —digámoslo— las demás. La razón estriba en que esta es, de las
sensaciones, la que más nos hace conocer y muestra múltiples diferencias.
Pues bien, los animales tienen por
naturaleza sensación y a partir de esta en algunos de ellos no se genera la
memoria, mientras que en otros si que se genera, y por eso estos últimos son
mas inteligentes y*mas capaces de aprender que los que no pueden recordar:
inteligentes, si bien no aprenden, son aquellos que no pueden percibir sonidos
(por ejemplo, la abeja y cualquier otro genero de animales semejante, si es que
los hay); aprenden, por su parte, cuantos tienen, además de memoria, esta clase
de sensación. Ciertamente, el resto (de los animales) vive gracias a las
imágenes y a los recuerdos sin participar apenas de la experiencia, mientras
que el género humano (vive), además, gracias al arte y a los razonamientos. Por
su parte, la experiencia se genera en los hombres a partir de la memoria: en
efecto, una multitud de recuerdos del mismo asunto acaban por constituir la
fuerza de una única experiencia.
[experiencia]
[recuerdos] [imágenes]
[sensación]
[Síntoma]
el saber se hace en la señal del amor a la sensación, el amor mismo.
(a)
La historia de la ciencia puede
comenzar su transcurso en la apercepción del imperio hasta el dominio de los
aparatos científicos de todo decurso. Una proposición cualquiera, la
generalidad de sus respectos interiores, el despliegue de toda la experiencia a
bien determinar de su interior la posteridad de su colocación en el transcurso
de la escritura para con el sentido. El historiador no olvida la causa de sus
comprensiones.
[en ello remonta todo biologicismo]
Ello mismo como recurso en política de
expropiación para con la poesía en la institución de lo verdadero:
Señal
de ello es el amor a las sensaciones.
Historia de la verdad, el nacerse de lo
filosófico en el método a las exacciones de sentido por interioridad del
decurso de totalidad en transcurso.
La adecuación de la exacción por lenguaje en
cotidianidad de la asignación y designación del habla en civilización.
[¿Cómo y dónde se efectúa por totalidad este
giro de expropiación de totalidad? En el diferirse del mito en logos, el
acontecer poético de la totalidad por decurso de apropiación de sentido de
signo] [Ion, República]
[DONDE LA NIÑA LO QUIERE AHÍ SE LO PONEMOS, LA
VIOLENCIA DE SU IMPERIO]
DIVIDIR EN SUS ESPECIES HASTA LO INDIVISIBLE,
TRASLADAR ASÍ LA UNIDAD DE LA APERCEPCIÓN HASTA LA TOTALIDAD DE RECURSO EN
QUIEN ACONTECE LA PALABRA POR TOTALIDAD EN INSTITUCIÓN-MUNDO: ORÁCULO, LA
SIBILA, LOS POETAS, LA ILIADA Y SU
CIVILIZACIÓN.
[LA PLÁSTICA DE LOS TRANSCURSOS]
[la gran movilización de la comprensión de
nuestros respectos]
TRANSCURSO AL DECURSO
Así la división por transcurso de la unidad en
especies hasta lo indivisible reporta del presente efectivo la hondonada de
abismo en trastocamiento del transcurso que recorre la totalidad, matematicismo
de la develación del método.
LA EXPROPIACIÓN POR EXACCIÓN DE LA POESÍS:
manejar con arte el género de los discursos –
allí luego género y especies traspuestos en transcurso al decurso DE LA
POIESIS- GENERO DE LOS DISCURSOS.
Así la República emerge como confrontación –pólemos-
a la permisión de la naturaleza –el dios en el aedo- frente al “manejo con arte”. Así luego el
ESTADO por emergencia de lo VERDADERO.
[¿QUÉ TRANSCURRE POR LO VERDADERO AL EVANGELIO
EN LA ANUNCIACIÓN DE LA IGLESIA PARA CON EL IMPERIO?]
[MANEJO CON ARTE, EL MAQUINISMO, DEUX EX
MAQUINA]
Para que hubiese filosofía antes hubo
discurso, para el discurso la pregunta de aquello que hablan los poetas. Pues
que los poetas hablan, no trasladan su espíritu a la totalidad de la hondonada
de la nada.
Así de ello, cómo despojar y para qué a la
poesía de su palabra en discurso, habla y política.
Para hablar en ello del espíritu en traslado
de totoalidad a la hondonada de la nada.
¿Cómo surge en todo ello la “EXPLICACIÓN”?
Que en ello no hay simetría.
Del modelo de establecimiento de mundo en lo
analógico. La explicación remonta la totalidad histórica en decurso narrativo a
los goznes de constitución de narración, su apercepción, a los términos
analíticos en quien descompone la institución narrativa por lógica y estética
de apercepción de sumandos:
La experiencia parece relativamente
semejante a la ciencia y a al arte, pero el hecho es que, en los hombres, la
ciencia y el arte resultan de la experiencia: y es que, como dice Polo, y dice
bien, la experiencia da lugar al arte y la falta de experiencia al azar.
La
“explicación” emerge a la naturaleza del HECHO. ¡Ciencia desde la experiencia!
Los declara por su declaración, ahí por ser eventuarse. Allí la modernidad a la
experiencia desde la ciencia, no una sanción de poder, un instrumento de poder
en oqueadad, el alma y sus instituciones; Aristóteles continue:
El arte, a su vez, se genera cuando a
partir de múltiples percepciones de la experiencia resulta una única idea
general acerca de los casos semejantes. En efecto, el tener la idea de que a
Calias tal cosa le vino bien cuando padecía tal enfermedad, y a Sócrates, e
igualmente a muchos individuos, es algo propio de la experiencia; pero la idea
de que a todos ellos, delimitados como un caso específicamente idéntico, les
vino bien cuando padecían tal enfermedad (por ejemplo, a los flemáticos o
biliosos o aquejados de ardores febriles); es algo propio del arte.
Ciencia,
arte, experiencia, y así de pronto de la nada ha sido hecho el todo. Hombre,
naturaleza, historia. ¿Cómo, cuándo y dónde ésta construcción metafísica del
conocimiento, el deseo del saber y el intruirse que determina del amor al
conocimiento el transcurso por totalidad de la cosa para con la hondonada de
sus respectos?
v.gr.
Wittgenstein sobre el arte:
La ausencia del arte en la
composición metódica de los respectos de la lógica y las ontologías británicas:
46. ¿Qué es eso de que los nombres
realmente designan lo simple?— Sócrates (en el Teeteto): «Si no me equivoco, he
oído de algunos esto: de los protoelementos — por así decirlo — de los que
nosotros y todo lo demás nos componemos, no hay explicación ninguna; pues todo
lo que es en sí y para sí sólo puede
designarse con nombres; no es posible otra determinación, ni la de que es ni la
de que no es... Pero lo que es en sí y para sí, tiene que ser... nombrado sin
ninguna otra determinación. Por ello, es imposible hablar explicativamente de
cualquier protoelemento; pues para él no hay otra cosa que la mera
denominación; su nombre es todo lo que tiene. Pero como lo que se compone de
estos protoelementos es ello mismo un producto complejo, por eso también sus
denominaciones se convierten en discurso explicativo con esta combinación; pues
la esencia de aquél es la combinación de nombres.»1
Estos protoelementos fueron también
los ‘individuos’ de Russell y mis Objetos’ (Tract. Log. Phil).
518.
Sócrates a Teeteto: «Y quien imagina, ¿no debe imaginarse algo?» — T.:
«Necesariamente». — S.: «Y si alguien imagina algo, ¿no debe imaginarse algo
real?» — T.: «Así parece».
Y quien pinta, ¿no debería
pintar algo? — y si alguien pinta algo, ¿no debe ser algo real? — Bueno, ¿cuál
es el objeto del pintar: la figura de un hombre (por ejemplo) o el hombre al
que representa la figura?
Russell
sobre Hegel, la estupidez de Russell al explicar la idea absoluta. [la
estupidez de otros contemporáneos]
La institución de la experiencia y la
conversión de la experiencia en historiograficidad de curso a la institución
metódica de los dispositivos de medición por instrumentos de la verdad:
Russell, Los problemas de la filosofía, p.
90-91:
La filosofía de Hegel es muy difícil,
y los comentadores difieren sobre su verdadera interpretación. Según la
interpretación que adoptaremos, que es la de muchos, si no de la mayoría de los
comentadores, y que tiene el mérito de ofrecer un tipo de filosofía interesante
e importante, su tesis principal es la de que toda parte de todo es
evidentemente fragmentaria, e incapaz de existir sin el complemento que le
presta el resto del mundo. Del mismo modo que en anatomía comparada, se ve,
mediante un hueso aislado, la clase de animal a que ha pertenecido el conjunto,
así ve el metafísico, según Hegel, mediante una pieza de la realidad, lo que ha
de ser la realidad total, por lo menos en sus grandes líneas. Toda pieza
aparentemente separada de la realidad, tiene, por decirlo así, garfios que la
agarran a las piezas próximas: la pieza inmediata tiene, a su vez, nuevos
ganchos, y así sucesivamente, hasta llegar a la reconstrucción del Universo
entero. Esta insuficiencia esencial aparece, según Hegel, lo mismo en el mundo
del pensamiento que en el mundo de las cosas. En el mundo del pensamiento, si
tomamos una idea abstracta o incompleta, hallamos, al examinarla, que si
olvidamos su insuficiencia, nos hallamos envueltos en contradicciones; estas
contradicciones cambian de idea en su opuesta, o antítesis; y para escapar de
ella nos es preciso hallar una nueva idea, menos incompleta, que es la síntesis
de nuestra idea originaria y de su antítesis. La nueva idea, aunque menos
incompleta que aquella de que hemos partido, hallaremos, sin embargo, que no es
del todo completa, sino que pasa a una nueva antítesis, con la cual es preciso
combinarla en una nueva síntesis. Por este camino avanza Hegel hasta alcanzar
la «idea absoluta», que, según él, no es ya insuficiente, no tiene opuesto ni
necesita ulteriores desenvolvimientos. Por consiguiente, la idea absoluta es
adecuada para representar la absoluta realidad; pero todas las ideas inferiores
sólo representan la realidad tal como aparece desde un punto de vista parcial,
no tal como es para quien contempla simultáneamente el todo. Así llega Hegel a
la conclusión de que la realidad absoluta forma un solo sistema armonioso, que
no está en el espacio ni en el tiempo, ni contiene el mal en ningún grado,
completamente racional y espiritual. Si alguna apariencia de lo contrario puede
ser lógicamente demostrada en el mundo que conocemos, es enteramente debido
—cree Hegel— a nuestra visión fragmentaria del Universo. Si conociéramos la
totalidad universal, como podemos suponer que Dios la ve, el espacio y el
tiempo, la materia y el mal, todas las pugnas y las luchas desaparecerían del
mundo, y veríamos en su lugar una unidad espiritual, eterna, perfecta e
inmutable.
El hecho es
tan sólo la idea y ese es todo el arte.
Experiencia
es interioridad.
Rodolfo
Mondolfo, en su introducción ala ciencia de la lógica de Hegel:
Investigando la interioridad del
mundo, la razón descubre que las cosas son verdaderas sólo en cuanto se reducen
a conceptos o leyes; pero la ley, que era hipotética y a
posteriori para el intelecto, se vuelve necesaria y a priori para la
razón, que se afirma soberana en la intuición de las leyes. "Lo que tiene
que ser, existe efectivamente" (Was sein sell, (12) ist in der Tat
auch); esta fórmula de la Fenomenología prepara la posterior:
"lo que es racional es real" y viceversa, que aparece por primera vez
en el Prefacio de la Filosofía del Derecho (1821, pág. XIX), y se repite
en la Enciclopedia (§ 6, Zusatz).
La vuelta necesaria del material, lo
hipotético y a posteriori es la historiograficidad. De la idea el retorno por
recurso. Veamos simplemente qué y para qué Hegel escribe:
Por ello Platón se ha manifestado un
gran espíritu, porque, precisamente, el principio en torno del cual gira la
sustancia característica de su Idea es el eje alrededor del cual ha girado el
inminente trastorno del mundo:
Lo que es
racional es real;
y la que es real
es racional.
Toda conciencia ingenua, igualmente
que la filosofía, descansa en esta convicción, y de aquí parte a la
consideración del universo espiritual en cuanto "natural".
Allí comienza Aristóteles.
[qué dolor de nada habita en sol a su sonrisa]
[vii]
Aquí ya todo el cientificismo que dispone de la “sustancia”, su estadio y
permanencia lógica, por totalidad historiográfica del valor en decurso. Simple
a lo simple, y la consecución de la totalidad de asistencia que por
cotidianeidad la comunidad comunica se elide en su trasposición de Idea.
[viii]
Que finalmente del método todo discernimiento de la verdad pasa y dispone de la
retórica por efecto en la totalidad de respectos espectados; cantidad y no otra
cosa. Cfr. El decurso de las composiciones de Platón en el Fedro con el
verdadero método que expone Wittgenstein en el Tractatus.
[el transcurso del maquinismo en la
institución técnica de adscripción ideológico-civilizatoria de la verdad de lo
verdadero: lo cuantitativo] [Heidegger y el terror de lo terrible ante el
maquinismo y el imperio de la única cualidad] [la sensación y la devastación
del fenómeno al interior de las metódicas del emplazamiento de estructura: el
ente] [el ente, la entidad y la cantidad]
Pero el que sabe que en el discurso
escrito sobre cualquier tema hay , necesariamente, un mucho de juego, y que
nunca discurso alguno, medido o sin medir, merecería demasiado el empeño de
haberse escrito, ni de ser pronunciado tal como hacen los rapsodas, sin criterio
ni explicación alguna, y únicamente para persuadir, y que, de hecho, los
mejores de ellos han llegado a convertirse en recordatorio del que ya lo sabe;
y en cambio cree, efectivamente, que en aquellos que sirven de enseñanza, y que
se pronuncian para aprender - escritos, realmente, en el alma- y que, además,
tratan de cosas justas, bellas y buenas, quien cree, digo, que en estos solos
hay realidad, perfección y algo digno de esfuerzo y que a tales discursos se
les debe dar nombre como si fueran legítimos hijos – en primer lugar el que
lleva dentro de él y que está como originado por él, después, todos los hijos o
hermanos de b éste que, al mismo tiempo, han enraizado según sus
merecimientos en las almas de otros- , dejando que los demás discursos se vayan
enhorabuena: un hombre así, Fedro , es tal cual, probablemente, yo y tú
desearíamos que tú y yo llegáramos a ser
De sí luego
que Russell, al exponer el problema de la historia de la filosofía por el
acontecimiento del conocimiento, sólo exponga dentre sus brazas el problema
desde la experiencia y la razón; el arte, ese tercer elemento que permite el
transcurso de la analogía del ser al decurso de la analogía se halla entonces
naturalizado.
Al interior
de toda observación, los observadores y expositores –Berkley, Hume, Descartes,
Leibniz- la idiotez:
Una de las mayores controversias de la
historia de la filosofía es la de las dos escuelas denominadas respectivamente
«empirista» y «racionalista». Los empiristas —representados especialmente por
los filósofos británicos Locke, Berkeley y Hume— sostienen que todo nuestro
conocimiento deriva de la experiencia; los racionalistas —representados por los
filósofos continentales del siglo XVII, especialmente por Descartes y Leibniz—
sostienen que, además de lo que conocemos por la experiencia, hay ciertas
«ideas innatas» o «principios innatos» que conocemos independientemente de la
experiencia. Actualmente es posible decidir con alguna seguridad sobre la
verdad o la falsedad de esas opuestas escuelas. Es preciso admitir, por razones
ya expuestas, que los principios lógicos nos son conocidos y que no pueden ser
a su vez probados por la experiencia, porque toda prueba los supone. Por tanto,
en este punto, que era el más importante de la controversia, los racionalistas
tenían razón.
Por otro lado, aun esta parte de
nuestro conocimiento, que es lógicamente independiente de la experiencia
(en el sentido de que la experiencia no puede
probarla), es suscitada y causada por la experiencia. Con ocasión de
experiencias particulares llegamos a darnos cuenta de las leyes generales que
ejemplifican sus conexiones. Sería evidentemente absurdo suponer que hay
principios innatos en el sentido de que los niños nazcan con el conocimiento de
todo lo que los hombres saben y no pueden ser deducidos de lo que se
experimenta. Por esta razón la palabra innato no se emplea ya para
indicar el conocimiento de los principios lógicos. La palabra a priori es
menos susceptible de objeciones y más usual en los autores modernos. Así, aun
admitiendo que todo conocimiento es suscitado y causado por la experiencia,
sostendremos, sin embargo, que algún conocimiento es apriorístico, en el
sentido de que la experiencia que nos hace pensar en él no basta para probarlo,
sino que dirige simplemente nuestra atención de tal modo que vemos su verdad,
sin una prueba experimental.
Del arte
entonces, la incomprensión de su instrumentación en la formación del
conocimiento como un aprehendizaje, ello mismo que supone ahora la ciencia por
método develamiento de un respecto prístino y puro, allí entonces la elisión de
la historicidad y develarse del problema narrativo-explicativo-expositivo del
problema histórico en el crack de la representación del pensamiento anglosajón.
¿Qué han
devastado de Aristóteles en su implementación pragmática por orden y
civilización de la totalidad?
Hegel,
Prólogo a la segunda edición de las ciencias filosóficas:
No hace mucho tiempo que se ha
desvanecido aquel estado inocente, aparentemente feliz, en el que la filosofía
iba de la mano con las ciencias y la educación, y una templada Ilustración del
entendimiento se declaraba concorde con las pretensiones de la intelección y la
religión, un derecho natural se llevaba bien con el estado y la política, y la
física empírica se denominaba filosofía natural.
La paz era sin embargo bastante
superficial y especialmente aquella intelección [estaba de hecho en íntima
contradicción con la religión, del mismo modo que aquel derecho natural se
contradecía con el estado. Vino entonces el divorcio y la contradicción se
desplegó; pero en la filosofía, el espíritu celebró la reconciliación consigo
mismo de tal modo que esta ciencia sólo está en contradicción con aquellas
contradicciones y con el disimulo de ellas. Es un desdichado prejuicio creer
que la filosofía es opuesta al conocimiento experimental sensible, a la
razonable realidad efectiva del derecho y a la religión ingenua y piadosa;
estas figuras son reconocidas por la filosofía e incluso las justifica; el
sentido que piensa se sumerge más bien en la riqueza de esas figuras, aprende y
cobra vigor en ellas como en las grandes visiones de la naturaleza, de la
historia y del arte; pues este sólido contenido, en tanto es pensado, es la
idea especulativa misma. El conflicto con la filosofía sólo se presenta cuando
ese suelo se lleva más allá de su carácter propio, se quiere que su contenido
sea comprendido con categorías y se hace que dependa de ellas, sin que éstas
sean conducidas al concepto y perfeccionadas como ideas.
El importante resultado negativo en el
que se encuentra el entendimiento propio de la cultura científica universal, a
saber, que sobre el camino del concepto finito, o representación, no es posible
ninguna mediación con la verdad, acostumbra a sacar la consecuencia opuesta a
la que reside de modo inmediato en aquel resultado. Aquella convicción, en
efecto, ha suprimido más bien el interés por la investigación de las categorías
y la atención y la cautela respecto de su aplicación; en vez de alejar del
conocimiento las relaciones finitas, el uso de éstas a la desesperada se ha
hecho mucho más despreocupado, inconsciente y acrítico. A partir del
malentendido de que la insuficiencia de las categorías para alcanzar la verdad
comporta la imposibilidad del conocimiento objetivo, se concluye la justificación
del hablar y condenar desde el sentimiento y desde la opinión subjetiva; en el
lugar, la demostración, se presentan aseveraciones y narraciones de lo que se
halla en la conciencia como hechos, lo cual se tiene por más puro cuanto más
acrítico. Sobre una categoría tan enjuta como la inmediatez y sin mayor
investigación de ella, se quieren colocar las aspiraciones más elevadas del
espíritu y desde esta misma categoría se quiere decidir sobre tales
aspiraciones. Sobre todo cuando se discute de cuestiones religiosas, ocurre que
la filosofía es marginada expresamente, como si de esta manera se evitara todo
mal y se consiguiera la seguridad contra el error y la ilusión, y a
continuación se dispone la investigación de la verdad desde supuestos de cualquier
procedencia y mediante raciocinios, eso es, utilizando las determinaciones
usuales del pensamiento tales como esencia y fenómeno, razón y consecuencia,
causa y efecto, etc., o utilizando también el modo de sacar conclusiones que se
atiene a esas o aquellas relaciones de la finitud. «Se han librado de los
malos, el mal se ha quedado»; y el mal es ahora peor que antes, porque nos
confiamos a él sin sospecha ni crítica; como si aquella calamidad que ahora se
mantiene alejada, la filosofía, fuera otra cosa que la búsqueda de la verdad,
pero con conciencia de la naturaleza y valor de las relaciones de pensamiento
que vinculan y determinan todos los contenidos.
[ix]
Ya de sí lo irrisorio de todo relato de la experiencia para con la certeza
crítico-empírica que el cientificismo reclama por experiencia [lo panfletario];
de sí allí la reducción del ente en totalidad a la unidad. Esa reducción, el
parteo de Sócrates, es también el lógico aborto.
[x]
La reducción se expresa ahí del arte a su práctica, un absurdo que considera de
la estructura unitaria, en unidad, de la experiencia, el ente en totalidad a su
instrumentación y presencia efectiva: Arte.
Por el arte el conocimiento y su sectorización
por Nada en el respecto de la instrucción del saber por sus jerarquías. Allí lo
científico entonces. Habrá que observar el circuito general que transcurre en
el conocimiento para sus fundamentaciones –la historia de la metafísica- en el
respecto de la develación de la estructura del emplazamiento para el evento en
la lógica de su institución.
[La subjetividad de la epistemología, su
realidad, un nivelamiento] [Nihilismo]
[xi]
La subversión de la historicidad en historiográfica de transcursos. Así la
unidad historiográfica de la experiencia que redunda al “mito” se extrapola en
el fondo de perspectiva a la institución del crédito y su lógica, esto así por
plástica en la institución del juicio.
Queda demarcado cual un bosque sagrado la
naturaleza humana de todo respecto crítico de destrucción fenomenológica, el
espacio vedado a los fines de una hermenéutica de la facticidad. Una vez más
Hermes grita fúrico contra el Prometeo entre cadenas.
[xii]
El arte queda entonces jerarquizado al emplazamiento lógico de la estructura en
una procedencia cronológicamente jerarquizada a la experiencia, esto así en el
orden pedagógico de la instrucción. De ello entonces la maestría ha sido
borrada de tajo. Severino Séptimo no sin razón habla de los requerimentos de
esta época para con los autodidactos.
[xiii]
Del arte, la tecne, sometido en
pedagogía a la experiencia y alumbramiento total de su incepción aún por
describir, luego la probabilidad y la necesidad en prescripción de realidades
–esencia- para con el estructurarse estatalmente condicionado –política- de lo
posible a tanto posibilidad en posibilidad –el existir por realidad de facto.
[¿allí la miseria del idealismo alemán? De la realidad efectiva juzgar lo
aperente y la metafísica en su reinstitución historiográfica?] [Lo apar-ente
como un respecto difer-ente] Allí entonces Levinas, más también toda la pobredumbre
por esencia en la recepción de Hegel aún hoy en día]
[xiv]
Método es siempre método de; ahí la condición política por evento del
acontecimiento en la propiedad de los
respectos: jerarquía de la nunciatura del ente a su entidad.
[xv]
Ellas ahí, en la determinación de la totalidad del ente por medida del ente en
totalidad; ellas mismas a su palabra –y su palabra ya es el “acto”- el evento.
[acto refiere, a la “posibilidad” sujetada, el acontecimiento]
[xvi]
La legalidad de lo legal en la determinación por totalidad del curso del
método. Allí entonces el sitial de la apercepción política del resto.
[xvii]
Del aparecer la estructura del diálogo, lo parecido su propia esencia. A la
disolución de dicho aperecer parecido, el sentido aristotélico, la migración
onto-categorial de los respectos para con el re-aparecer del circuito
epistémico de la idea por lógica y dispositivo de base trascendente a la
interrogación y alumbramiento de todos los respectos. Luego así la prosa y lo
textualmente reconocido por Ciencia.
[xviii]
Lo más grande, no “Yo”, Sócrates, sino el daimon mismo del arte, ello que
Platón observa, comprende y describe en el representarse de la representación
dialógica, la dialéctica del diálogo, su precipitarse en estructura al evento.
[alteridad]
[xix]
De lo mismo, incuantificable, la igualdad, la proporción en justicia de
cantidad. De lo mismo la igualdad, su reificación y por la forma en figura
recién así la ecuación legitimada que ha llevado todo el respecto del
transcurso al decurso metódico de la cantidad: claridad por esencia de la
verdad.
[Cfr. El obedecer de Kant, la voluntad de
poder y el filosofar en la instrumentación político pedagógica de los decursos
económicos de la significatividad material de los respectos anunciados]
[xx]
La evidencia de lo evidente, la historiograficidad al curso.
[xxi]
Lo falso, el símbolo, lo imaginario, el representarse del imitar, sólo son así
recién lo que son a tanto que se establece la diferencia de la experiencia a
tanto vínculo comparativo-analógico con la unidad de respecto que igualdad del
método en su decurso estatuye por verdad, medida y claridad de los respectos
vinculados. En la destrucción de la metafísica, falso, símbolo, representarse
del imitar y verdad, son el eterno retorno de lo mismo.
[xxii]
Allí donde la dialéctica culmina. Hermenéutica. Dónde así y cómo arriba Hermes
en la escena de la tragedia griega:
Sófocles, Áyax, v. 720 y s.
MENSAJERO. — Amigos, quiero en primer
lugar anunciaros
que Teucro está entre nosotros, que
acaba de llegar del Monte de Arcadia,
donde, según una tradición, nacieron
tanto Hermes como su hijo Pan.
Ibidem.
V. 820 y s.
Esto es lo que te suplico, oh Zeus, y a la vez invoco a Hermes,
el que conduce al mundo subterráneo, que bien me haga dormir después que,
sin convulsiones y en rápido salto, me
haya traspasado el costado con esta espada.
Electra,
v. 115 y s.
¡Oh morada de Hades y Perséfone! ¡Oh
Hermes, que los conduces a los infiernos,
y venerable Maldición! Erinias, ilustres
hijas de los dioses,
que contempláis a los que han muerto
injustamente,
a los que han sido engañados en sus
lechos, venid, socorredme,
vengad el asesinato de mi padre y haced venir a
mi hermano,
pues sola no soy capaz de llevar
equilibrado
el peso de la pena que cargo al otro
lado
ibídem
v. 1395 y s.
El hijo
de Maya, Hermes, les conduce, ocultando el engaño en la oscuridad, hacia la
misma meta y ya no espera.
[xxiii]
Orientarse, la espacialidad en espaciamiento, es la intuición del método en la
obviación de la verdad. Una suspensión pedagógica del poder a su instrumental.
[xxiv]
Maquinismo, Deus ex maquina y la institución material.
La doctrina aristotélica de la materia
[MATERIALISMO, RELIGIÓN E INSTITUCIÓN SOCIAL] [INSTITUCIÓN SOCIAL Y EL ESTADO]
[DISEÑO Y CONSTRUCCIÓN ECONÓMICA DE LA EXACCIÓN LABORAL] [LIBERTAD Y EL DECURSO
POR TOTALIDAD DE OCCIDENTE] [ABSUMICIÓN Y LIBERTAD] cfr. Emma Godoy, p.
169-170:
El progreso
fue adorado como un dios en el siglo XIX y aún persiste su culto: una persona,
una idea o cosa, era salvada o condenada si se le sentenciaba como progresista
o atrasada.
Esto tuvo su
origen en la filosofía de Federico Hegel, el principal de los idealistas
románticos alemanes. Hegel sostuvo que Dios es lo único que existe. Dios es la
Razón. Y como la Razón no sería Razón sino pensara en algo, Dios piensa. En eso
consiste Él: en pensar. Piensa en sí mismo. Se mira, se conoce cada vez más.
Diríamos que se pone a Sí mismo como un objeto para contemplarse. Algo así como
cuando tú te ves ante el espejo. Esa imagen de vidrio eres tú y no eres tú,
¿verdad? Pues bien, la imagen que Dios tiene de Sí es el universo. El universo
no es más que el espejo de Dios. Ahora bien, dijimos que Dios se conoce
paulatinamente, un poco más cada instante; en consecuencia el universo es más
perfecto a cada momento. Cada vez refleja mejor la esencia divina. Está en
continuo cambio hacia la perfección. De allí surgió la idea de evolución y de
progreso. Hoy es mejor que ayer y mañana será mejor que hoy. Tal es la ley que
se desprende de esa teoría. Por tanto, verbigracia, el siglo XIX tuvo que ser
mejor que el XIV y el V mejor que el II. Así, el siglo venidero por fuerza
superará al actual. La Historia Universal es la historia del progreso, según
Hegel.
¡Pamplinas!
¡Embustero! Primero, porque Dios no se mira en el universo, sino en el Hijo, la
Segunda Persona de la Trinidad. Y no se conoce poco a poco, sino entero desde
la eternidad. En cuanto al progrso, no siempre una edad posterior resulta un
avance respecto a las épocas anteriores. ¿O creen ustedes que la pintura de
ahora puede compararse a la de Miguel Ángel, a la de Rafael, o la de El Greco?
¡Hemos bajado sin duda! No hay tal progreso. ¿Y en moral no fueron una
corrupción espantosa los últimos siglos de Roma, mientras que en los anteriores
habían florecido altísimas virtudes? Se me dirá que en ciencia sí se progresa.
Pues por temporadas; porque la incomparable ciencia egipcia se perdió; luego
empezó de nuevo con los griegos; bajó hasta el suelo con los romanos, para
después volver a levantarse desde la Edad Media hasta la fecha. La gráfica no
presentaría una línea ascendente, sino una serie de rayas quebradas. Así que un
siglo de progreso puede ser mejor o peor que los que le sucedan. El progreso no
es una ley ni va para allá. Pero el vulgo siempre sale con que hoy estamos en
la cima y los pueblos de ayer estaban mucho más atrasados. No conoce la gente
al susodicho filósofo, pero la idea de progreso se popularizó y todos creen en eso
ciegamente como en un dogma, sin que nadie lo discuta.
En tiempos de
Hegel, un pensador se dirigió a este filósofo y le objetó con hechos que la
Historia contradecía la doctrina del progreso. ¿Saben lo que respondió Hegel
descaradamente? “Si no se ajusta la Historia a mi teoría, ¡peor para la
Historia!” (La base del comunismo es el progreso, el evolucionismo de Hegel.
Así que los marxistas desfiguran la Historia para adaptar los hechos históricos
a la teoría, a como dé lugar).
[xxv]
Así la participación es ser-ahí de lo cuantitativo.
[xxvi]
Forma es así actualización de lo cuantitativo por presencia efectiva; el
subjetivismo, el presencialismo, el antropologicismo y el matematicismo han
hecho absoluto de la totalidad de la unidad de la apercepción, el experimentarse.
[xxvii]
Atiéndase que en la definición, el esquema de la razón a su historicidad, solo están hablando del pensamiento a la
determinación de lo por pensar: el presentarse de la presencia.
[xxviii]
La institución de la Ciencia comienza con la Física, más de sí no hay cosas
físicas, sino física es la comprensión de la cosa por entidad. La historia de
la ciencia comienza a la expansión de significatividad del sentido del inquirir
y proceder en la inquisición a la razón del método en el develamiento de lo
supuesto y luego confirmado en la observación de lo naturalizado del
interpretar. Esto es la historiología del método.
La cosa por entidad, comprender de la física,
es ello mismo que luego se extrapola a la totalidad de las enunciaciones a
valor de la restricción de la enunciación en claridad por estructura de
predicación –de la lógica así, un órganon, el poder del sancionar. [SÓLO EN LA
ÉPOCA DE LOS TOTALITARISMOS PRETENDERÍA LA LÓGICA PODER ENUNCIARSE SIN EL
SOPORTE TÉCNICO DE LA METAFÍSICA POR TRASFONDO DE ENUNCIACIÓN A
SIGNIFICATIVIDAD] [HEMOS DE LEER A UN FILÓSOFO DEL TIPO DE Ernest Negel].
Aristóteles, Física, La naturaleza y lo natural, 192 b:
Algunas cosas son por
naturaleza, otras por otras causas. Por naturaleza, los animales y sus partes,
las plantas y los cuerpos simples como la tierra, el fuego, el aire y el agua
—pues decimos que éstas y otras cosas semejantes son por naturaleza. Todas
estas cosas parecen diferenciarse de las que no están constituidas por
naturaleza, porque cada una de ellas tiene en sí misma un principio de
movimiento y de reposo, sea con respecto al lugar o al aumento o a la
disminución o a la alteración. Por el contrario, una cama, una prenda de vestir
o cualquier otra cosa de género semejante, en cuanto que las significamos en
cada caso por su nombre y en tanto que son productos del arte, no tienen en sí
mismas ninguna tendencia natural al cambio; pero en cuanto que,
accidentalmente, están hechas de piedra o de tierra o de una mezcla de ellas, y
sólo bajo este respecto, la tienen. Porque la naturaleza es un principio y
causa del movimiento o del reposo en la cosa a la que pertenece primariamente y
por sí misma, no por accidente.
[BP1]La
indagatoria de la subjetividad.
[BP3]La
indagatoria de la medida
[BP4]La
indagatoria del valor.
[BP5]El
eterno retorno del ser.
[BP6]Retórica
es determinar un camino
El arte de determinar un camino
Establecer por Estado el decurso del transcurso de lo
meditado,
El ser-ahí de lo meditado es el objeto,
Por objeción, un argumento.
El ahí del ser por advenimiento propicio del evento, el
discurso, es.
Allí sus funciones.
Del develamiento ontológico del objeto,
el argumento del adversario,
La inscripción táctica de la historia de la dialéctica
a su develarse:
La historia de la escritura.
Así de regreso al Fedro y el mito de la escritura,
la naturalización de las apercepciones en el bien y el
mal, dios y lo demónico de las advertencias socráticas.
LO DEVELADO AL TRANSCURSO POR ANAMNESIS DE LA HISTORIA
DE LA ESCRITURA, LA SUBJETIVIDAD, ES EL LENGUAJE:
MÁS ASÍ AHORA, DEL SOMETERSE DEL HABLA –EL LOGOS POR
CANTO- A LA TOTALIDAD DEL TRANSCURSO –LA HISTORIOGRAFICIDAD- LA HISTORIOGRAFÍA
HA DE SOMETERSE POR VOLUNTAD A LA
INSTITUCIÓN CIENTÍFICA.
Señores aquí estamos.
#Facebook domina.