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sábado, 24 de agosto de 2013

ESTUPIDECES PRÁCTICAS | § 9. La doctrina del hecho

§ 9. La doctrina del hecho

El águila


La función esencial del lenguaje es afirmar o negar los hechos.

Bertrand Russell

El lenguaje prosaico organiza reflexiones,
argumentos, hechos; en el fondo, organiza sobre todo hechos.

Michel Houellbecq

Y los hechos son los hechos. Allí con ellos la idealidad de correspondencia entre experiencia y entendimiento.[i] ¿Razones? De la verdad simplemente la constatación. Otra cosa es la Ciencia. 

El hecho procede del hombre, es el acaecer de la hora de la exigencia de constatación;[ii] su acontecimiento es la correspondencia.[iii] El hombre allí entonces se comporta irrelevante.[iv] 

Y es que la Ciencia es una inducción instrumental de provecho desde lo razonado por correspondencia de la experiencia y el entendimiento en el hecho: la acción.[v]

Sólo allí la pureza, la ingeniería y la crítica de instituciones. Hablemos del hecho.

El hecho, interior de la significación del evento,[vi] es la contextura de su elaboración, único escenario dispuesto y disponible a la significatividad de los acontecimientos que una representación historiográfica estatuye.[vii]

El hecho, en su totalidad, es éxtasis de expectación debida al núcleo de asistencia de la explicación por experimentarse. A la norma del discurso, hecho es quien difiere realidad de la ficción.[viii]

De sí entonces el hecho es la instancia del develamiento, allí donde la hipótesis se consume y el hecho mismo, en pos de su producto, se legitima del entendimiento para con el ser en calidad de su presencia efectiva.[ix]

El hecho entonces a la razón, su único escenario, es unidad de ser en entidad atenido por espacio-tiempo al ethos del representarse.[BP1] [x]

Por categoría, pretensión[BP2]  trascendental de la propiedad de su conocimiento, el hecho pretende estatuir la legitimidad de sus procedimientos de designación y asignación de sentido para con los datos de conferencia en quien instituye el sentido, las sustancias del discurso.

Hecho es apropiación metodológica de las designaciones y asignaciones en curso para el sentido y reconocimiento de la experiencia en comprobación de categorías analógicas de identidad: Ser.

El hecho es una ulterioridad de certeza para con la teoría retórica.

Todo concepto empleado en conferencia de hecho de diferencia, es una palabra, un concepto eventual, poseedor por sí del mismo carácter trascendental que posee cualquier otro fenómeno, cualquier otra temporalidad, una trascendentalidad pura que por esencia es la unidad misma del poder a su voluntad: representación.

El irse del ser-ahí en la cuestión ontológica, a la distinción del sí mismo del historiador para el levantamiento referencial de la historicidad reflexiva del propio pensarse, estatuye el HECHO. [xi]La dimensión histórica es una idealidad.[BP3] [xii]

Concepto: recepción del ser ante la vista de todos los que oyen del hecho la sanción de la razón misma.

Hecho es la condición de duda para con el discurso explicativo.

Hecho es la verdad puesta a consideración por la hipótesis. La hipótesis contiene al hecho por la condición de certeza. Y es que la explicación cree que está el [por qué] y luego la [razón]; así entonces la doctrina.
El argumento, la cosa del arte, es por el arte la condición lógica de la coacción del método. Allí entonces la imaginación por comienzo de la doctrina; un comprenderse en entendimiento de un algo que no es nosotros, es la doctrina.
El hecho es un resultado, no una condición.[xiii]
De toda condición de certeza el calibrarse por figura de la medición y su medida –ante la marca y marca, una idea, la presencia: el hecho es la condición de facto de la presencia, su realidad.           
El hecho es condición de referencia.[xiv]
El hecho, en la genealogía de las instituciones lógicas, es la intersección de dos secuencias argumentales; un absurdo, un conocimiento sin figura.
La figura es razón pura. De la figura en apropiación la forma.
El hecho en sí, absurdo, es conocimiento carente de forma aguarda de la lógica razón, explicaciones. Así luego los símbolos.
El hecho es la coacción a toda la razón de la lógica, elemento fundante de la doctrina retórica, ¿qué consideración comporta para Platón?
El hecho es en la metafísica de occidente la imposición de la interpretación británica a la metafísica, el hecho, del nominalismo su esencia, el experimentarse de lo material.

De la forma la trascendentalidad del trascedente, cuerpo.[xv]
Allí entonces en la Edad media la mutación de la materia, a ser por razón el espíritu hasta ser en Inglaterra las manos del hombre.
Escritura. El hecho se fabrica.

Berkley, Shakesperare, Milton, Newton, Hume, Blake, Byron, Darwin.  Allí Inglaterra- Inglaterra y el perfil por lógica de su institución científica.

Entonces Carlos Marx; ahí devienen J.S. Mill y Kelsen. Ahí la apertura  en la influencia del pragmatismo americano, Whitehead, Russell, Quine y el americanismo  de Wittgenstein.
Entonces, si para Russell la principal función del lenguaje es afirmar o negar los hechos, del hecho, por el hecho, dispone al hecho por totalidad de efecto, un allí “eterno” que no posa en “lenguaje”.

Russell es el nihilismo. Hecho es hecho, reclama. Todo es el sustrato de la doctrina de la experiencia.

¿Nosotros?

Genealogía al sustrato de la experiencia.

Arqueología al sustrato de la experiencia

Destrucción hermenéutica de la historiograficidad. El problema que emplaza la apercepción temática[xvi] –temporespacialidad .

Nietzsche; Voluntad de poder:[xvii]

Se quiere la debilidad: ¿por que?... La mayor parte de las veces, porque se es necesariamente débil. La debilitación como tarea: la debilitación de los apetitos, de las sensaciones de placer y desplacer, de la voluntad de poder, del sentimiento del orgullo, del tener-y-querer tener- mas; la debilitación como humillación; la debilitación como creencia: la debilitación como repugnancia y vergüenza de todo lo natural, como negación de la vida, como enfermedad y debilidad habituales...; la debilitación como renuncia a la venganza, a la resistencia, a la enemistad y a la cólera.[xviii]

El emplazamiento de estructura corre de la obertura maquinista, categórica y conceptual de la cuantificación. Toda cuantificación, una cantidad, supone por apertura de plazo la totalidad. Sólo  a la totalidad se emplaza la estructura.

De la totalidad a sí el horizonte y su aspergencia. La aspergencia es el abrirse del vernos venir.

Del sol su corazón, la llama y su verdad. Vida y la escena que tiendes a tus anchas, la expectativa

Sal de mar y el ave nos mira juntos,
sol de sueño y sueño de sol,
mar azul y la noche de brisa
ahí la Paz,
todo es quieto y la noche nos respalda;
luego el vuelo.
Al trigo reparo sueño,
y de nosotros en venir nosotros dos
todos juntos,
y así el deseo que te consume habla pronto y calla,
siempre tempestad es la Cruz,
ocaso de noche sin amanecer en vado amor,
mar abierto.

La escena y el presentarse; de la escena y el presentarse, la apercepción; la historiograficidad elidida a condición de aparecer por naturaleza es la objetividad.

Todo objeto viene definido de antemano en artefacto. Todo objeto.

¿Qué no es y no constituye el campo por espectro del objeto?, es decir, ¿qué se elide por total de la totalidad?

El elidirse de la totalidad por lo total es la Tierra. Aparece el Mundo, entonces la lógica.

De la totalidad la comprensión por comprensión de totalidad, ser ahí a tanto aniquilación fenoménica de la identidad.

Así entonces ¿qué y cómo qué aniquiló Platón? ¿Qué y cómo qué Kant?[xix]

Es decir ¿cómo entonces y cuándo a la escritura la suscita un pensar, un mentir, un elidir y voltear atrás?

Detrás y verte sucio corredor en sucio pasillo,
Así la palabra.
Así la sonrisa.
Allí donde la historia se desteje y la totalidad te reclama

Leyes de la ley; la Norma Mexicana; la mexicanidad. Rabasa, Ramos, Paz v.s. Plutarco Elías Calles.

Territorio donde más y mejor se firman los contratos y se entretejen las sonrisas.

De allí, de donde se reclaman las marcas. El afincarse de los tratos:

Artículo 3o.- Las leyes, reglamentos, circulares o cualesquiera otras disposiciones de observancia general,(1) obligan y surten sus efectos tres días después de su publicación en el Periódico Oficial. En los lugares distintos del en que se publique el Periódico Oficial, para que las leyes, reglamentos, etc., se reputen publicados y sean obligatorios, se necesita que además del plazo que fija el párrafo anterior, transcurra un día más por cada cuarenta kilómetros de distancia o fracción que exceda de la mitad.

(1)    [debida publicación y observancia] La observancia es una categoría para la autoridad de la ley; el que tiene que observarla es aquel que debe hacerla valer, ella misma siendo por sí todo el ser, luego entonces la prescripción para ley; sólo entonces el deber.

¿Ha hecho usted un juramento?

Bandera de México,
Legado de nuestros héroes,
Símbolo de la humildad de nuestros padres y nuestros hermanos,
Te prometemos,
Ser siempre fieles,
Jóvenes en lealtad de la música y la alegría.

Símbolo de la unidad de nuestros padres, a los principios de libertad y de justicia, toda ley una negociación:

las leyes; en éstas lo fantástico e
infantil tiene mas fuerza  [Aristóteles, ley, Metafísica, 995ª]

Crítica a la razón práctica, estructura de emplazamiento, Aristóteles, Metafísica, 981a, 13 y ss.:

A efectos prácticos, la experiencia no parece diferir en absoluto del arte, sino que los hombres de experiencia tienen mas éxito, incluso, que los que poseen la teoría, pero no la experiencia (la razón esta en que la experiencia es el conocimiento de cada caso individual,[xx] mientras que el arte lo es de los generales, y las acciones y producciones todas se refieren a lo individual: desde luego, el medico no cura a un hombre, a no ser accidentalmente, sino a Calias, a Sócrates o a cualquier otro de los que de este modo se nombran, al cual sucede accidentalmente que es hombre; así pues, si alguien tuviera la teoría careciendo de la experiencia, y conociera lo general, pero desconociera al individuo contenido en ello, errara muchas veces en la cura, ya que lo que se trata de curar es el individuo). Pero no es menos cierto que pensamos que el saber y el conocer se dan mas bien en el arte que en la experiencia y tenemos por más sabios a los hombres de arte que a los de experiencia, como que la sabiduría acompaña a cada uno en mayor grado según el nivel de su saber. Y esto porque los unos saben la causa y los otros no. Efectivamente, los hombres de experiencia saben el hecho, pero no el porque, mientras que los otros conocen el porque, la causa. Por ello, en cada caso consideramos que los que dirigen la obra son más dignos de estima, y saben más, y son más sabios que los obreros manuales: porque saben las causas de lo que se esta haciendo. A los otros, por su parte, los consideramos como a algunos seres inanimados que también hacen,[xxi] pero hacen lo que hacen sin conocimiento como, por  ejemplo, quema el fuego, si bien los seres inanimados hacen cosas por cierta disposición natural, mientras que los obreros manuales las hacen por habito. Con que no se considera que aquellos son mas sabios por su capacidad practica, sino porque poseen la teoría y conocen las causas.[xxii]
En general, el ser capaz de ensenar es una señal distintiva del que sabe frente al que no sabe, por lo cual pensamos que el arte es más ciencia que la experiencia: los que poseen aquel son capaces, mientras que los otros no son capaces de ensenar.

El hombre, nótese entre Aristóteles y Kant, es un suceso de accidente. [xxiii] ¿Qué resta de Hume y el giro metafísico británico después de Wittgenstein?
Nietzsche, Voluntad de poder, 825:

Los griegos de Winckelmann y de Goethe, los orientales de Hugo, los personajes del ≪Edda≫, puestos en música por Wagner; los ingleses del siglo XVIII, de Walter Scott; cualquier día se descubrirá toda la comedia. Todo eso fue, históricamente, falso por encima de todo, pero moderno.

Entendamos entonces que la metahistoria de Hayden White es algo así como la ciencia historiográfica no de la historia, tampoco de la historiografía, sino en el plazo trascendental por concesión a mentira –la retórica y la afección de efectos (1). Metahistoria es el programa analítico de la modernidad.

Moral,[xxiv] es estatuirse de la institución; después entonces el Contrato social.
Otra cosa es el Estado.


[i] También así su norma y legalidad. Toda la doctrina del derecho contemporáneo surge, de la modernidad, tras la apropiación del poder de la sentencia –y la correspondiente atención de obediencia- contra el orden jurídico por la sujeción católico-eclesiástica de la ACCIÓN –y su contextura aristotélica- para el establecimiento onto-teológico del HECHO como propiedad cognitiva del poder de la sentencia y comienzo del Estado.
[ii] El hecho demanda en consistencia la lógica, sólida presencia que anuncia un todo. Todo es la renuncia por totalidad a la cosa, nada después en siempre, el hecho tan sólo en la pureza de su régimen. Es tal lo que acontece en toda práctica del estructuralismo. En la historiografía de la Constitución de 1917, su producto como fuente de la Revolución mexicana hasta la elisión de la Revolución y su instauración cognitiva al plazo de movimiento social. [cfr. Jorge Carpizo y la huella historiográfica de la Constitución en la producción académica de la Facultad de Derecho de la UNAM en el siglo XX]

El constar del hecho es para el hombre, en presunción, un existenciario. Cuestión de método. En la socialidad, si esto comporta un error en Heidegger, no quiera usted imaginar sus consecuencias para cualquier profesor de asignatura en cada una de nuestras facultades de Derecho en América Latina.

Más el constatar es el constatar de una asistencia –la asistencia, no el hecho, es evento.

Presunción es expectación de resultado. Al interior del hecho, su ethos de establecimiento, es la historiograficidad por estructura quien emplaza el resultado. De la imaginación, una especulación de miras.

Es decir, allí donde la coacción imaginativa irrumpe en la construcción del horizonte de posibilidad categorial, la comprensión por posibilidad y no por realidad de lo aseverado condicionalmente por posibilidad, es al tránsito explicativo del todo y de su tiempo el movimiento de la convención del creerse.

A todo ello el representar atraviese inerme. Así la Ciencia. Imaginación en CONCIENCIA, TIEMPO Y REPRESENTACIÓN, PARA UNA HISTORIA CULTURA DE LA FILOSOFÍA HERMENÉUTICA:

[…] al ser la conciencia histórica una categoría analítica, dicha categoría opera para estudiar la forma en que procede la imaginación histórica mediante una figura retórica específica. [p.24]

[…] cuál es la diferencia de hecho que existe entre la categorización implicada en la conciencia histórica frente a la imaginación histórica. [p.25]

Metahistoria no es sólo un tratado de los componentes que hacen posible lo que denomina como conciencia e imaginación histórica; al tiempo, es una historia del pensamiento histórico. [p. 25]


Para poder responder a lo anterior, nada mejor que estudiar la investigación histórica que el propio White lleva a cabo. Por ello, si su historia es la historia de la conciencia e imaginación histórica del siglo XIX, lo primero que requerimos conocer es dicha historia para comprender cómo la construye White. [p. 27]

En Metahistoria los tropos, como pudimos observar, funcionan para clasificar las llamadas formas estructurales profundas en que la imaginación histórica opera sobre el registro histórico para constituir campos históricos de saber.[p. 32]

Es esta supuesta separación de los códigos del sentimiento y la emoción, con respecto a sus objetos, ¿qué clase de objetos hemos de presuponer comprende Jameson? ¿algo tal cómo el sentimiento en sí? ¿expresión o manifestación de la psique humana? El propio Jameson con algo así, ¿no estaría presuponiendo la sentimentalidad como un núcleo de realidad? Con esto ¿no estaría replegando la fundamentación de su modelo al tratamiento trascendental kantiano reformulado acorde a la imaginación trascendental, antes de las formas lógicas trascendentales  siendo la subjetividad en término de irrepresentabilidad tal páramo?  [n. 45, p. 102]

No queremos decir que la disgregación en tanto diferenciación y separación no haya ocurrido, pero no es así como se significa el proceso de contemplarse desde la prácticas creativas fundamentales, pues una vez nos aproximemos a algunos ejemplos de ellas, encontraremos posibilidades de imaginación que difícilmente podríamos comprender de encerrar nuestro entendimiento en la pauperización de los cánones clásicos para representar o disponer lo cultural. Por ello esta hipótesis intenta responder o señalar las condiciones de posibilidad que de hecho deben ser las mismas que habilitan un pensamiento como el de la Metahistoria de White. [p. 129-130]

El no tomar en cuenta el ser de la forma, su temporalidad, constituye el motivo fundamental de la insuficiencia de todo análisis que tome las formas o los contenidos de las formas como aquello que se busca comprender, pretendiéndose además en ello, dar cuenta del fenómeno de la imaginación o de la emergencia de la conciencia histórica. Pues cuando el análisis cree llegar a la verdad de una estructura ideal-típica de la obra histórica que sirva para clasificar toda representación en potencia, sólo arriba al donde o al sobre lo cual opera la primera ¡y sólo la primera! parte de la conformación de sentidos, entre los que efectivamente cabe concebir a la conciencia histórica. Tal ejercicio, pese a su acercamiento, se mantiene a las puertas de la comprensión del acontecer del ahí del Dasein, ignorando por tanto la temporalización y permaneciendo nada más en el supuesto orden temporal en que ocurren los acontecimientos, es decir, lo cronológico. [p. 149]

Una innovación en el campo de posibilidad categorial nunca es producto de un solo individuo o siquiera de un grupo. La transformación del ámbito de posibilidad categorial tampoco acontece de súbito en una especie de mutación metafísica. Por el contrario, la transformación del ámbito de posibilidad categorial acontece en el proceso mismo en el cual una cultura busca nuevas herramientas y nuevos usos de aquellas ya disponibles. La pregunta en todo caso es ¿cuándo se procede en el claro del uso continuo, a la creatividad, a la búsqueda de nuevas formas expresivas, de nuevos modos de lectura de la realidad? ¿Qué herramientas se disponen en tan peculiar empresa, y cómo se utilizan? En relación a estas interrogantes es que la cuestión por la imaginación no es sino la pregunta por la innovación técnica. [p. 153-154]

Los artículos de 1905 de Albert Einstein donde postuló el principio de la relatividad serán expuestos en el capítulo III de esta investigación. La teoría del campo unificado es una consecuencia directa posterior de la relatividad, pues cuando ésta, al plantear la equivalencia entre sistemas de medidas de longitud con los sistemas de medida temporal -lo que implica la noción año luz es muestra de ello - tornó inestables ontológicamente los conceptos de masa y energía. Así, la teoría del campo unificado busca desarrollar toda un nueva física que en la generación de nuevos conceptos y nuevas categorías, reúna lo que aparece como opuesto, justo por la inadecuación actual del ámbito de posibilidad categorial heredado desde Newton, obteniendo así toda una nueva disciplina que para estudiar la Physis, brinca las aporías que resultaron, finalmente, de la inadecuación categorial. Estas palabras del propio Einstein en 1917 apuntan en la dirección de la dificultad por determinar lo temporal como si fuese lo más sencillo del mundo y entendible mediante una línea ascendente, una sucesión progresiva o cualquier esquema que se nos venga a la simple imaginación: Para el físico, un concepto sólo tiene valor cuando es posible discernir, en el caso concreto, si conviene o no. Por lo tanto, debe existir una definición de la contemporaneidad, la cual suministre el método para reconocer mediante experiencias si dos resplandores han sido o no contemporáneos, dados al mismo tiempo. Hasta tanto no se cumpla esta condición, yo, como físico (y también como no físico) me confío a una ilusión si creo poder anexarle un significado a la expresión de contemporaneidad. Albert Einstein, Teoría de la relatividad general y especial, Madrid, R.B.A, 1983, § 8. ¿Si resulta así en la física aún a la fecha, que se puede esperar de la historia? ¿Por qué ella tendría que tener asegurados sus modos de entendimiento de lo temporal al ser, finalmente, el existir humano un ámbito igual o tal vez mucho más complejo que cualquier disciplina física?  [n. 39, p. 157]

¿Nuestra mayor dificultad? Cristalizar el momento del trance para deparar el nunca más de su retorno, una sapiencia absoluta del giro en totalidad. El viento sopla luego entonces.

Hubo un Dios:

Del fuego y la tierra se hace el cristal,
ahí inscribe Dios los cantos de todas las eras.
Del tiempo se hace humo
y de la espera certeza;
del vínculo futuro,
y de la certeza llama eterna.
Ahí Dios hizo un mundo
del frenesí de sus letras.
[…]
Hubo un Dios que ya siempre traicionó sus voces.

[iii] En su voluntad de poder, sólo de la correspondencia lo correcto. Una labor del entendimiento para con la Moral:

Correlato de evento al acontecimiento del hecho –su acaecer- entre determinaciones político-económicas y formas académicas tras la segunda guerra mundial.

[iv] Es el transcurso del pragmatismo americano que va de Charles Sanders Pierce y su teoría semiótica en la era de la guerra de secesión americana, hasta la consumación estatal en términos de doctrina política que un matemático como Alfred North Whitehead puede establecer por sistema en Realidad y Proceso para el s. XX, justo al trance americano de hegemonía en el periodo de entreguerras.
[v] Su reflexión es el carácter deductivo que, al pragmatismo, permite extraer remisas generales que denomina Teoría, permiso así que confiere el establecimiento existencial del hecho a razón de Mundo en la elisión de la estructura del emplazamiento que la presencia efectiva del entendimiento puede llamar y reivindicar para sí, en propiedad, [experiencia].
[vi] El evento es la asignación de sentido por significado, a cualquier toma, un re-encuentro. Y es que es entonces ahí al reconocerse donde la verdad se elide. Posa a razón de ser lo verdadero. Allí del ser, la categoría, es un emplazamiento.
Doctrina del evento:

La lógica general que cabe establecer por órganon del trabajo de Aristóteles, la lógica trascedental que afinca la propiedad técnica al emplazamiento racionalista del mundo por el proyecto Ilustrado en Kant bajo la determinante “método analítico”, no racionalizan la peculiaridad del ser signo al ser del evento del filosofar del filósofo en su historicidad

La descripción ante el relato del evento. Sólo así la física y su mecánica en fuerza de acaecer por propiedad en acontecimiento. Así recién se atienen en palabra las cosas. El poema se osifica.

De la descripción, la prescripción palabra por palabra de la dimensión de lo real. Del ser signo al ser del evento –la dimensión del acontecimiento es cruce -, cruce es evento.

De todo lo real, por necesidad, la posibilidad se elide.
Y es que la posibilidad, el horizonte de certeza de toda proposición, es su espectáculo.

Así entonces la ley que presume la posibilidad de razón de ser dispone por argumento de la totalidad del todo, sólo él, no es el ente, sino un ser por evento cosificado: Juicio de la razón.

Luego entonces, muera el rey.

Al evento se superpone la dialéctica. De la percepción del evento su apercepción; a su correlato el evento se elide. El sistema crítico de la presencia a  bien atener el ente en su entidad, el método analítico kantiano, no retorna del útil por lo impropio al decurso total de lo universal, de la identidad hace bien y lo retiene; a ello lo nombra propiedad:

El primero que demostró el triángulo isósceles (háyase llamado Thales o como se quiera), percibió una luz nueva; pues encontró que no tenía que inquirir lo que veía en la figura o aún en el mero concepto de ella y por decirlo así aprender de ella sus propiedades, sino que tenía que producirla, por medio de lo que, según conceptos, él mismo había pensado y expuesto en ella a priori (por construcción), y que para saber seguramente algo a priori, no debía atribuir nada a la cosa, a no ser lo que se sigue necesariamente de aquello que él mismo, conformemente a su concepto, hubiese puesto en ella.

[evento y definición] [la apertura del todo de la palabra a la temporación]

De la temporación el texto es el ámbito por solidez de su presencia. El texto es la materia de la temporación.
Es cual el trazo de una pincelada.

El trazo, no un elemento, es constitución del todo. Lo trazado por el trazo, su adscripción al sitial es del trazo por totalidad, el todo. Igual que un verso.

El paso del poema por la lectura.

Usted está aquí, él allá. La poesía transcurre.

El interior del isósceles, ello mismo que llamamos triángulo, no existe, es sólo una figura; su demostración es indemostrable yace por ser en circuito del principio de acuerdo, la conversación que mantiene un coloquio de pensadores, por ejemplo, allí donde de facto emerge la pregunta. La demostración es su misma mostración; así del ser la apariencia.

El hecho comparte con el evento la temporación de cruce. La pregunta es el presentarse del cruzamiento.
Su presupuesto es la presencia. La pregunta es razón de evento. La presencia se condiciona en poder a la trama del relato que el evento refiere. Así el hecho es la confección.  Lo conferido en diferencia, estancia de verdad por espaciamiento.

El nombre espacia.

Hecho es razón de nombre, nombre es razón de evento. El nombre del evento lo elide, nombre es elisión de evento; la elisión del evento es por nombre presencia; ahí comienza lo real.

Sólo entonces de lo real, la apertura del método.

El interior de la significación del evento, el ocuparse de la interioridad, es el hombre.
El hombre sirve o el hombre comanda.
Allí de sí la palabra en fracaso o en una fragata,

Pintar el cielo y morir.

[vii] ¿Cuál es la jerarquía del estatuto? Acontece que toda representación es estructura de historiograficidad. No se hace la representación en la historiograficidad, no es un suceso, un producto que le sucede a una jerarquía lógica de sustancias; no, la representación esta hecha de historiograficidad. Tiempo es tiempo.
A tal sentido, la impostura de la absolución histórica, es la presencia efectiva de la totalidad en merced del absoluto, sentido común que le nombran, abeja por panspermia en la corcholata.

¿Sentido común? Lugares comunes.

José Ortega y Gasset, la filosofía del sentido común:


Y he aquí la autenticidad de la filosofía aristotélico-escolástica. Es la filosofía del sentido común, el cual, conste, no es inteligencia, sino asunción ciega por sugestión colectiva, como todo lo que se llamaba «evidencia» (2).
Esto nos permite intentar nueva interpretación sobre el verdadero carácter, no entendido ni explicado, de lo que eran para los estoicos, conjuntamente, el criterio de la verdad y el acto mental en que el conocimiento se funda: la «fantasía cataléptica»; es decir, la «idea sobrecogedora o percaptadora» (3). Entiéndase que es el hombre el sobrecogido y percaptado por la idea, la cual se nos impone, nos hace fuerza. Pero la idea o imagen —fantasía— que tiene ese carácter hipnotizador sobre nosotros no es sino la supervivencia de una o muchas percepciones —aísthesis—. Estas son para ellos el prototipo del fenómeno mental, con eficacia cataléptica, sugestionadora o hipnótica. La catalepsia nos hace violencia para que asintamos a algo: percepción o proposición. El asentimiento —synkatáthesis— es «libre». En última instancia podemos prestarlo o no a la catalepsia en que estamos; pero nos costaría mucho esfuerzo rehusarlo (4).
Ahora bien: hubieron de reconocer los estoicos que las fantasías catalépticas yerran no pocas veces (5). Esto traía consigo inevitablemente —aunque ellos no lo vieron nunca del todo— que su fuerza persuasiva, percaptadora, no podía proceder de ellas mismas, esto es, de su contenido, puesto que este tanto era certero como errado. Mi idea es que el carácter «convincente» o impositivo —cataléptico— de las sensaciones y de ciertas proposiciones máximas venía a aquellos y a estas de que era «opinión reinante», «lugar común», creer en los sentidos y creer en el principio de contradicción (6). Eran estas dos «verdades tradicionales», dos usos colectivos. De aquí que se aceptasen como «evidentes» precisamente porque nadie se hacía cuestión de ellos. Eran «pensar ciego y mecánico», generado por sugestión e «hipnotización» colectivas; es decir, literalmente lo que hoy, como entonces, se entiende por catalepsia. El hombre, en cuanto viviendo los usos colectivos, es un autómata dirigido por la sugestión social; vive en perpetua catalepsia. Esta no es un efecto psíquico de la percepción, sino un efecto sociológico de la sociedad sobre el individuo. No, pues, esta sensación que ahora tengo me cataleptiza, sino la creencia general en que de antemano estoy de ser fehacientes los sentidos es lo que me entrega «hipnotizado» a estos. Y la filosofía aristotélico-escolástica, al partir, sin hacerse cuestión de ello, de la fehacencia de las sensaciones y de la extracción que en estas se hace de los conceptos por abstracción comunista, resulta ser una filosofía de catalépticos, esclavos psíquicos del «lugar común» y víctimas del lugar-comunismo.

(1) La expresión misma no está en ninguno de los fragmentos de los estoicos que conservamos; pero, por fuerza, tuvo que ser acuñada por alguna de las generaciones estoicas (que son muchas y siempre activas), como lo demuestra el hecho de que, sin más, aparezca en Cicerón (De Oratore, III, capítulo I), el gran transmisor para los renacentistas, y desde ellos para nosotros, de la gnoseología estoica.
(2) Entre las cosas cómicas de la infortunada vida intelectual española durante el pasado siglo, debe contarse que Menendez Pelayo considerase haber dado cima a una hazaña emigrando, en la madurez, del escolasticismo a la filosofía escocesa del sentido común, que era cosa pareja a si hubiese decidido salir de Malaguilla para entrar en Malagón.
(3) Sospecho —pero no lo he estudiado en detalle para poder aseverarlo— que nuestra palabra «percatación» es la traducción latina erudita de la «catalepsia», a su vez término técnico del estoicismo.
(4) Los estoicos son radicalmente deterministas. Les lleva a ello su interpretación de la Realidad como Naturaleza. Esta vive y es y se mueve por sí misma; es absoluta espontaneidad. Por lo mismo, cada parte de la Naturaleza, cada cosa, tiene su espontaneidad propia, «doméstica»: otxstov (oikeion). A esa espontaneidad, que no es sino determinismo, llamaban «libertad».
(5) Ya el propio Zenón: «Urgebat Arcesilas Zenomen, cum ipse falsa omnia diceret, quae sensibus viderentur, Zeno autem nonnulla visa esse falsa, non omnia.» (Cicerón: De natura deorum, I, 25.)
(6) Pero sí vieron con toda claridad que la catalepsia de la sensación, imagen o idea se funda en la catalepsia («evidencia») de la verdad, la cual no consiste solo en la fantasía cataléptica, sino «en las ideas (vorjxá) que la rodean y a ella se refieren». (Sexto Empírico, Adv. Math., VIII, 10.) Para mí este texto, que no suelen entender los historiadores de la filosofía, es decisivo.
Como ejemplo de insuficiencia filológica puede verse lo último —creo— que sobre los estoicos hay, el trabajo de Ernst Grimach: Physis und Agathon in der alten Stoa, publicado en la colección de más rango científico que existía en Alemania antes de la guerra. Léase en el Excurs sobre Ttpokq\\.c, (prólepsis)

De la simple asunción cronológica de la prescripción del dato, es para todos ellos vinculante, por trasversión de miras, el método analítico kantiano:
Heidegger, Ortega y Gasset, Gaos, O´Gorman, Nicol, Gadamer, Koselleck.
Trasversión de miras es trascendentación de objetivos; más entonces ¿qué es el objeto? La disposición por algo del mirar de la mirada. Del evento extraer un acaecer y del efectivo acaecer nombrar ahora un acontecimiento.

                Así, en el tránsito de la escritura, a la convocatoria ciudadana, el trascender por objeto de la totalidad escrita.

[viii]Y atendamos que la ficción es presupuesto de toda realidad. Allí entonces David Hume en la reconvención de la Teología:

Del mismo modo que la ciencia del hombre es el único fundamento sólido para la fundamentación de las otras ciencias, la única fundamentación sólida que podemos dar a esta ciencia misma debe basarse en la experiencia y en la observación.(a) No es una reflexión asombrosa el considerar que la aplicación de la filosofía experimental a las cuestiones de moral(b) vendrá después de su aplicación a las de la naturaleza y a la distancia de una centuria entera, ya que hallamos de hecho que existió casi el mismo intervalo entre los orígenes de estas ciencias, y que, contando de Tales a Sócrates, el período de tiempo es próximamente igual al que existe entre lord Bacon y algunos filósofos recientes de Inglaterra,(d) que han comenzado a llevar la ciencia del hombre por un nuevo camino y han interesado la atención y excitado la curiosidad del público.(e) Tan verdad es esto, que, aunque otras naciones puedan rivalizar con nosotros en poesía y aun superarnos en algunas otras artes bellas, los progresos en la razón y la filosofía pueden ser solamente debidos a la tierra de la tolerancia y libertad.(f)

(a)     Por [FUNDAMENTACIÓN SÓLIDA] sólo la materia, así entonces el antropologicismo. Experiencia y observación son del hombre toda su voluntad de poder por norma. Así en naturaleza entonces sólo las jerarquías. Cfr. John Searle,  Actos de habla, Uso y mención:

Uso y mención. Como hemos observado en la sección anterior, no toda ocurrencia de una expresión referencial en el discurso es una ocurrencia referencial. Además, algunas veces las expresiones, ya sean expresiones referenciales o de otro tipo, aparecen en el discurso sin tener su uso normal, sino que se habla en el discurso de ellas mismas. Consideremos entonces la diferencia entre:

l . Sócrates fue un filósofo, y
2. “Sócrates” tiene ocho letras.

Dos hechos resultan obvios al comparar esas oraciones: primero, ambas oraciones comienzan con la misma palabra, y, segundo, el papel que la palabra juega en la emisión de la oración es completamente diferente en los dos casos, puesto que en 1 tiene su uso normal para referirse a una persona particular, y en 2 no tiene su uso normal, sino que se habla sobre ella, como lo indica la presencia de las comillas. En sus esfuerzos para dar cuenta de la diferencia (A) en tales casos, los filósofos y los lógicos han llegado algunas veces, de hecho usualmente, a negar la verdad obvia de que ambas oraciones comienzan con la misma palabra.(2)
Se sostiene tan comúnmente una explicación tan confusa de la distinción entre uso y mención de las expresiones, que vale la pena intentar clarificar brevemente el asunto.(3) Se afirma generalmente por parte de los filósofos y los lógicos que en un caso semejante a 2, la palabra «Sócrates>> no aparece en absoluto,(4) sino que más bien lo que aparece es una palabra completamente nueva: el nombre propio de la palabra.(5) Los nombres propios de palabras u otras expresiones, afirman ellos, se forman
colocando comillas de una parte a otra de la expresión o, mejor, de una parte a otra de lo que sería la expresión si se usase corno expresión y no solamente corno parte de un nuevo nombre propio.(6) Según esta explicación, la palabra por la que empieza 2 no es, corno podría suponerse, «Sócrates», es ««Sócrates»». Y, por difícil que parezca, la palabra que acabo de escribir no es c««(SócrateSJilJ», sino ((((((((Sócrates,,),,))). (7)  Y así sucesivamente, en una jerarquía de nombres, de nombres, de nombres ...
Encuentro que esta explicación es absurda.(8) Y creo que no es inocua, sino que reposa sobre una profunda mala comprensión de cómo funcionan realmente los nombres propios, las comillas y otros elementos del lenguaje.(9) Además, ha infectado otras áreas de la filosofía del lenguaje.(10)

Por ejemplo, se dice erróneamente algunas veces,(11) siguiendo la analogía de la explicación ortodoxa de uso y mención, (12)  que las cláusulas que comienzan con la palabra «que» son nombres propios de proposiciones.(13) (14) Existen al menos dos maneras de mostrar que la explicación ortodoxa de uso y mención debe ser falsa.(15) La primera consiste en señalar ciertas  características generales de la institución de los nombres propios que están en contra de ella.(16) La segunda consiste en contrastar lo que seria el
hacer referencia a expresiones por medio de nombres propios y descripciones definidas con el modo en que usamos las comillas para presentar la expresión misma.(17) Si nos preguntarnos a nosotros mismos por qué tenemos la institución de los nombres propios, la respuesta seria,(18) en parte, que necesitamos un dispositivo conveniente para hacer referencias identificadoras a los objetos a los que comúnmente se hace referencia, puesto que los objetos no están siempre presentes ellos mismos.(19) Pero el dispositivo no tiene razón de ser cuando el objeto sobre el que queremos hablar es,(20) él mismo, un trozo de discurso y, dado que es fácilmente producible,(21)  no requiere un dispositivo lingüístico separado para referirse a él.(22) Con muy pocas excepciones, como las palabras sagradas o las obscenidades, si necesitamos hablar de una palabra no tenemos necesidad de darle un nombre o utilizar cualquier otro recurso para referirnos a ella; podemos simplemente producir (una instancia de) ella. Los casos extraños en los que tenemos necesidad de nombres para palabras son aquellos casos en los que es impropio, tabú o inconveniente, producir la misma palabra.(23) Tenemos convenciones en el discurso escrito, por ejemplo las comi1las, para señalar el hecho de que la palabra no está siendo usada normalmente, sino que está siendo usada como un tópico de discusión.(24) En resumen, tenemos la institución de los nombres propios para hablar en palabras sobre cosas que no son palabras ellas mismas, y que no necesitan estar presentes cuando se está hablando sobre ellas. Toda la institución adquiere su objeto a partir del hecho de que usamos las palabras para referirnos a otros objetos. Un nombre propio solamente puede ser un nombre propio si existe una diferencia genuina entre el nombre y la cosa nombrada. Si son la misma cosa, las nociones de nombrar y referir no pueden aplicarse.(25)


(1)    Diferencias de una presencia que ha elidido a la contemporación del evento de apercepción, la estructura del emplazamiento en propiedad de cada una de las regiones del ente en entidad que cada sentencia señala y reivindica.
La filosofía analítica de Searle en la tábula rasa del pragmatismo de conciencia, instaura de dos apercepciones su experiencia por totalidad. Todo lo cubierto por historia en historiografía e historiograficidad es lo que se emplaza por bien metodológico en horizonte de posesión de propiedad.

Así fue como nació el capitalismo.


[pragmatismo es pragmatismo de conciencia]

(2)    Ya sabemos que al caso de lo obviado por Searle está el omitir el nombre de San Agustín en el dispositivo lógico confrontado por lógica la totalidad de la lexis en emplazamiento.
(3)    Léase entonces la naturalidad de la pena por emplazamiento de estructura del análisis. Ya de todo ello por abandono del ser, en espaciamiento, la imposibilidad al diálogo. Entonces la guerra.
(4)    Allí entonces la apertura por condición de determinación del concebirse fundamental de Sócrates por personaje de ficción. Cfr. Wikipedia. La subversión lógica de todo pragmatismo. Doctrina del empirismo.

AQUELLO QUE POR EXPERIENCIA SE PUEDE RECONOCER
AQUELLO QUE POR EXPERIENCIA SE PUEDE REENCONTRAR.

Allí de sí el ahí del desplazamiento de la Ilustración entera, desde la Enciclopedia hasta la Enciclopedia.
Después de siempre la verdad y los hechos.
(5)    Allí todo lo naturalizado es la doctrina de la propiedad, una reivindicación o un sometimiento de paz en oquedad. [historiograficidad es naturaleza elidida, después devastada, recién descubierta] ¿Cuáles son entonces los valores de lo libre?
(6)    Por realidad sólo hablan de la región de la gramática. El formarse de lo que se ha forma es sólo al interior de su representar -la gramática-, un necesitando. Al necesitando, la teoría historiográfica contemporánea habla el discurso de la necesariedad. Lo necesario de la necesidad es el materialismo.  La necesariedad, su necesario, es emplazamiento a evento de la estructura, un espaciamiento de la materia de argumento en función mundo –allí recién la doctrina del Estado. La diferencia no es lógica, en tiempo sólo es poder. [Cfr. El poder de la voluntad como efectividad de representandos en la dialéctica del amo y del esclavo de Hegel]
(7)    Si Sócrates no es Sócrates, la diferencia es tan sólo poder desde lo escrito para la escritura misma. Ficción entonces.  [cfr. La transfluidificación de Hermes a su figura en el tránsito de los trágicos griegos. Hermes en Esquilo, Hermes en Sófocles, Hermes en Eurípides.] Allí el bastión de plaza en fundamento al argumento de la retórica, éste, el de Searle.
(8)    Del reconocer al reencontrar, el encuentro es una elisión por poder  del encuentro a recordar. Una obligación por el poder a mantenerse en solidez –allí la soledad- de un sitio. Al sitio yace solidaridad en ordinario. Así advino experiencia a conciencia. Todo es un mito.
Entonces… absurdo, un conocimiento sin forma, es del Sombrerero Loco –Russell- y la liebre de marzo –Wittgenstein -, el la sanción para la locura en el terror del ratón ante el nombre del Gato en el guión  de Aldous Huxley para la película de Disney, Alicia en el país de las maravillas.
Del encuentro por absurdo instrumentar en carencia de teoría las totalidades. Así Camus. [¿Para qué la negativa al absurdo camusiano por Deleuze?] [la preservación de Edipo]
(9)    “profunda mala comprensión de cómo funcionan realmente los nombres propios, las comillas y otros elementos del lenguaje.” No bueno, más allá de la evidencia totalitarista de la moral al curso, que explique Searle ahora la historiográfica de esa maldad que no puede sino acaecer como desobediencia en prioridad para el método de lo verdadero. El habernos salido de la gracia de su enseñanza. Así luego entonces lo ridículo de toda la filosofía del lenguaje y de toda la lingüística en el mundo hispánico. Que nadie ha podido desarrollar una nueva gramática que refundamente las normas y prescripciones técnicas precisas a bien de honrarse y tenerse por institución grata y divina.

El funcionamiento real de la verdad.
La realidad del funcionamiento de la verdad.
La verdad del funcionamiento de la razón.
Lo verdadero de la razón del funcionamiento.
La función de la razón de la verdad.
La verdad de la razón del funcionamiento:

Realidad y razón son una, poder en acción y pensamiento.
                                              
A la presencia
A la realidad por razón  en acción y pensamiento nombramos idea.
A la razón por realidad en acción y pensamiento nombramos idea.
               
Este es el transtorno en quien ha estado girando todo el malestar económico de esta era: conciencia.
La conciencia es la idea encarnada en la soledad de la consciencia –allí se piensa el pensamiento. El asistir por ingeniería a la instancia pura de la crucifixión, el   emplazamiento categórico de la civilización en signo.
Por vació entonces el espacio.

De la forma, el trazo de la línea en figura- isósceles- olvídese de algo.

Así el álgebra.

Yo demando una poética de la frase que pueda concluir toda la mathesis del signo en la idealidad de sus respectos.
Que toda materia posa en un presentarse, y que todo presentarse, condición, situación o acontecimiento –así también con ello   todo sistema-es solo simulación de la representación,
Al poder entonces un simulacro,
A la víctima en holocausto el terror del abandono de Dios,
Dios ha muerto.
¿El sistema de la representación?
Larga vida a Dios.

El singo, la elisión del signo, es la expresión.
El singo es pensamiento, la escritura es expresión,
La escritura sea contigo.

(10)  ¿Qué puede significar que el pensamiento yerre su pensar? Que el pensamiento piense el menester  del emplazarse por orden de necesidad.
De esto entonces ante el error ¿qué? Deseo y nada luego entonces.
(11)  ¡Horror de mis terrores!
(12)  ¡Terror de mis errores!

Que la secuencia lógica de todos los nombres preserve alguna idealidad de los respectos para el logos es simplemente idiota, lograrlo, bueno… lograrlo es otra cosa.

Ortodoxia, heterodoxia, son entonces categorías de la doctrina. La lógica, luego entonces, es otra cosa.

(13)  ¡Error de mis horrores!

Significado, sentido, materia y espíritu de la idea.
Su experiencia, la comprobación.

[¡Después la herejía!]
[la inversión objetivista de la objetivación de la subjetividad que Realiza Nietzsche para con la moral en la Genealogía en subjetividad de la objetivación de la subjetividad en la Arqueología de Foucault.

                                       Foucault en LAS PALABRAS Y LAS COSAS realiza la analítica de las jerarquías.

Jerarquía es el espacio de sitio de la categoría; comprensión de la categoría a sí es historiograficidad.

Alma Foucault habla después entonces.

La dialéctica en sus atribuciones, elide en materialidad la temporalidad de sus respectos.
A su temporación, experiencia prescribe, la historicidad una elisión  en adscripción: historiograficidad.

La lógica prescribe en adscripción historiografidad,

La retórica adscribe en prescripción temporación,
La retórica hace temporalidad. Hechos fabrica.

Allí de sí las arquitectónicas de la ciencia.

Del poder las ruinas después los palacios, los caballeros y todos los hijos de la tierra.
Jerusalén es una y la misma mil veces destruida.

[Jesuralén es una y mil veces la misma destruida]

Así de lejos, por fuera, todo lamento. Escritura reposa la vida.
(14)  Tres elementos vinculados, ninguno hace verdadero, todos hacen verdad. Son categorías de pro ceso.

…dice …algunas veces …que…

Lo elidido, lo que entonces de suyo se sujeta por análisis, el objeto, es de la proposición del principio la afirmación positiva de hipótesis. A lo elidido por todo una presunción… hecho, e historicidad estatuyen.
               
Allí de sí la analítica a la analogía de la lógica; la identidad.

(15)  “Al menos”, bien, pero  entonces al más… al más ¿cuántas interpretaciones caben al interpretar? ¿Cuál es entonces la naturaleza de los respectos que por analítica, a condición de elementos, podemos seccionar del todo analizado a bien integrar la mecánica de fuerzas en quien la significatividad culmine?
(16)  Por ejemplo la poesía, una rosa es una rosa y esas mamadas.
               
Toda interpretación, la tuya, es la única verdadera. ¡Jerarquías! Luego entonces explica algo. Poder  entonces te llamas.
Gravedad ocurre entonces.          
(17)  A la definición de esencia, una poética contra la otra. Es algo así como Aristóteles V.S. Aristóteles 2099.
Poética del habla del acto V.S. Poética del acto del habla.

Del poder al espectáculo el escenario sigue siendo el mismo. Una tiranía en dictadura universal… digo, son humanistas.
(18)  Si una respuesta es en alguna parte, en parte alguna, a) no es ninguna parte y b) no es una respuesta –que tampoco hay pregunta. Hay una historia elidida por pregunta y una historiograficidad elidida por respuesta, del diálogo la realidad es la situación. Al transito en la idealidad de los respectos, tanto para la analogía como para la atribución del sentido, la historicidad yace otra. Esto es Lógica.
(19)  Si fuéramos orientales y consideráramos el Damma, claro que sí, más entonces nos gusta hacernos pendejos con la subjetividad y las retóricas de la conciencia en las pedagogías de la enseñanza y en sus métodos de sujeción de objeción por obviedad, digo, voluntad de poder que le llaman. El sentido común es, para mí, un insulto a toda la dignidad de los Pensadores.
(20)  Es decir, en la naturalización del régimen de clases, someterse o no someterse –la casta-, servir o no servir –la calidad-, es el ser o no ser de los que no aman a Shakespeare. Cfr. El valor del valor

Como hablante nativo del castellano sé que ((oculista es exactamente sinónimo de “médico de ojos”, que banco” tiene al menos, dos significados, que “gato” es un nombre. Que oxígeno es un término no ambiguo, que “Shakespeare fue mejor dramaturgo que poeta” tiene sentido, que “las deslizantes tovas giraban” es un sinsentido, que “el gato está sobre la alfombra” es una oración, etc. Sin embargo, no poseo ningún criterio operacional para sinonimia, ambigüedad, nominalidad, significatividad u oracionalidad. Además, cualquier criterio para alguno de estos conceptos ha de ser consistente con mi (nuestro) conocimiento, o debe abandonarse por inadecuado. El punto de partida para este estudio es, entonces, que una persona conoce tales hechos sobre el lenguaje independientemente de cualquier capacidad de proporcionar criterios de los géneros preferidos para tal conocimiento.

Conocer tales hechos sobre el lenguaje. ¡Shakespeare, el lenguaje, es sólo un hecho sobre el lenguaje! Y de los hechos del lenguaje el conocimiento. Vaya, ahora sí el espectador ha llegado muy lejos.
El criterio luce por verdad el todo. Valor del valor.
Gentleman, una sociedad de distinción.
(21)  Ya no es razón de ser o trozo de lenguaje es uno mismo. Poeta es ser hecho de lenguaje.
(22)  Un poema es de sí el poeta. Nada dice nada nuevo. Nada tampoco requiere esa estructura lingüística sino del método la fenoménica del metro su estructura por disposición axiológica.
(23)  Lógica entonces de los convenios morales. Allí toda la sociedad, el régimen político, el derecho, el gobierno, y el Estado Ingles, la Monarquía.
Entendamos entonces que a cualquier respecto la monarquía no es una forma de gobierno. [idiotismo]
(24)  Seguramente quien escribe en normalidad no es quien escribe por normalidad. Más entonces atendamos las jerarquías al dispositivo lógico, la categoría de la categoría.
(25)  ¿Cuánta de la poesía queda entonces proscrita?
Cfr. La meditación sobre el lenguaje de los novelistas sci-fi británicos y americanos [Huxley, Orwell, Bradbury, Dick] , los beatniks [Kerouac, Ginsberg, Burroughs] y los poetas academicistas americanos anteriores [T.S. Elliot y Pound].


(b)     Norma y control político de las poblaciones. ¿Cómo subvierte el discurso de la [moral] las disposiciones teológicas para la vida cotidiana de las comunidades católicas en Inglaterra? ¿Quiénes y cómo incorporan la instancia [moral] como naturalidad del orden constitutivo de lo que después recién, a la representatividad, es una “denegeración” al término de las nociones del pecado de la teología católica para finales del s.XVII?
(c)      El hecho, la institución por referencia del hallazgo, es la  cosa de la observación, el hartazgo. Una historia sobre la otra. En la casuística de casos, de la comparación, la prescripción por realidad de una razón. El artículo y su disposición trascendental posan naturalizados. Allí de sí la “mutación” del argumento. Desde una instancia de seducción, entretenimiento, hasta su constitución polémico- gubernamental.

A la verdad sus afectos.
Aún con estabilidad estadística de los referenciales, la casuística es la casuística.

Determinar por la causa y su estatuto lógico epistémico la naturalidad metafísica de los transcursos.

El artículo toma por Mundo la verdad de lo sabido.
Así lo sabido es verdadero ¡y se puede demostrar!.
__________
Figúrese usted, nomás, la necesidad del demostrar.

(d)     Como la preposición [a-] en la diferencia aproximarse y proximarse infiere de [a-] la presencia por entidad de otro sujeto, quien se aproxima del aproximarse no es su proximidad sino la nuestra misma en relación con ella misma, la proximidad táctica al curso de la letra. De allí también todas nuestras comprensiones metafísicas, gnoseológicas, lógicas y gramaticales.
Representaciones que a bien de explicatividad hacen ideología plena.
A la preposición por toda verdad poder sancionan, es al plazo de la estructura en presencia, la legitimación de la legalidad. Al análisis obediencia repliegas.
(e)     Del interés de la atención, de la excitación del público por certeza, la emergencia de la sociedad. Así entonces al paso de Hume la construcción del parlamentarismo británico del siglo XVIII al XIX.
(f)      Los progresos en la razón y la filosofía pueden ser solamente debidos a la tierra de la tolerancia y libertad.


[ix] Allí entonces del desprecio que Kant adjudica a la ontología en el medio de su crítica al entendimiento que denomina razón pura. De la presencia efectiva que el entendimiento experimenta en el hecho, el establecimiento lógico-formal de la figura de la presencia efectiva por totalidad del ente en el efectivo corroborarse de quantum existencial; así la experiencia todo lo domina.

Ontología de la experiencia, la historiografía.

[x] México y la imaginación. Siglo XX.

El representarse es donde comienza el conocimiento. Allí entonces toda la Lógica. El SNTE y la CNTE, aún cuando no hubieran votado los profesores por Enrique Peña Nieto, abandonan la institucionalidad democrática al poner en entredicho las decisiones de un gobierno electo por la mayoría.(a) El adversario del SNTEy de la CNTE no es el Gobierno, es la Ciudadanía, a tanto que no hay Gobierno sino en tanto Gobierno de la Ciudadanía. Allí en aparición triunfal, los padres de familia.

El curso es el estatuto ontológico que el niño mexicano refiere para con la estrategia económica de un modelo de miras.

Datos más, datos menos, la historiográfica es esta:

El Estado mexicano que emerge de la lucha civil que denominamos Revolución mexicana, emerge a posibilidad, condicionado en sus efectividades, por la organización laboral de los obreros mexicanos. Carranza dispone de la Casa del Obrero Mundial, Obregón de la Confederación Revolucionaria de Obreros Mexicanos (CROM), y Lázaro Cárdenas de la Central de Trabajadores Mexicanos (CTM) con Vicente Lombardo Toledano en su comandancia.
En la avalancha histórica de los gobiernos posrevolucionarios, en la consolidación política del Estado mexicano hasta la muerte de los grandes jerarcas, la víspera de la tan ansiada “apertura democrática” conduce al PAN a los Pinos y lleva al SNTE de Elba Esther Gordillo al sitial que antes tuvo Fidel Velázquez.

Hoy el sindicalismo reposa en un hueco.

¿Qué hace en todo ello el respecto de la cultura mexicana –y no así el antropologicismo que se confiere en la noción “cultura en México” - en el decurso de socialidad de las clases medias mexicanas –unas clases medias imaginativamente, creativamente y políticamente francamente mediocres?

[El dato es la notación del hecho]
Allí entonces la constructiva de la teoría historiográfica moderna y contemporánea.

¿Ante la Ciencia, qué nos resta?

Azote moral mi querido hermano. Tras la debacle de la industria cinematográfica mexicana en los años cincuenta, en la era del nacionalismo que instrumenta los bríos político-patrióticos que la expropiación petrolera nos legó, la expresión del espíritu mexicano quedó en manos de un conglomerado de inversionistas que tuvo, control económico mediante, la dirección cultural de la formación de las clases medias en la dirección técnico operativa de los medios de entretenimiento. ¿Su trabajo? Pedagogía, arriba el futbol. Distender y aletargar el brío político-patriótico mediante nuevas producciones al servicio de capitales extranjeros. Apertura cultural entonces. Así llegaron a México las caricaturas.

Eran los años cincuenta y el obeso de Diego Rivera hace pintar a sus asistentes el mural de Domingo en la Alameda donde ordena escribir luego la fatua sentencia al decurso del espíritu: “Dios no existe”.(A)

Olvídese de toda la decadencia en estilo que expresan la Familia Burrón de Abel Quezada, olvídese del arte musical y la crónica urbana de Chava Flores, olvídese del nihilismo moral del esteta del existencialismo mexicano que es José Alfredo Jiménez. Disfrute ahora de las Fantasías animadas de ayer y hoy de la Warner Brothers, de las películas del asistencialismo moral que Disney legó al mundo y que los gobiernos posrevolucionarios contuvieron a su exhibición en los años 30´s y 40´s.

 Sí, sabemos que (´s) es un anglicismo, vamos solos, no nos interesa. Octavio Paz atraviesa todo ello y publica a finales de los 50´s El laberinto de la soledad. Después vinieron y pasaron los sesentas, el resto es rock and roll history.

Ciudadano Tello.
_________
(a)     ¿Qué mayoría? Bueno, mejor me calló. Yo siquiera voté.
(b)     ¿Dios no existe? ¿Qué es una palabra –lexema-? ¿Dónde así los demás Comunistas?

[xi] El estatuto del hecho es toda la crisis y el porvenir de la ciencia historiográfica en México. Si México entra en servidumbre a la metafísica del hecho o entra en servidumbre a la metafísica de miras -la subjetividad.
La metafísica de lo mexicano. Bueno, nombre usted la filosofía. La filología es algo. 

[xii] La inconsistencia. El no ser del ser al no ser el ser, no es, está. Ser es la incomprensión de la temporalidad afectiva.
Su absoluto pre-comprende.
[xiii] Allí de sí partir del hecho por totalidad del ente en su representación es el totalitarismo, quien ha hecho de la violencia de la preocupación por el ente en totalidad naturalización de miras.

Historiograficidad por cielo.

El hecho es hecho, su naturalidad se hace y se elide. A la elisión su disponerse en ausencia por transcendente. El hecho ya se ha ido, posa nominalmente el hueco de su certeza por un todo. Allá entonces el asesino.

Aparentas en términos sociales, a la noción del oficio la verdad o la mentira no contemplan términos medios.

Otra cosa es el simulacro y su terror, que al gobierno haga disciplina.

[xiv] La doctrina es la posesión por nominalidad ontológica de la significatividad que le sigue  a una palabra, tal como a un cometa su cola. Es también la luz que luego miras.

Su institución, acaecer de la verdad por evento al contacto, es al representarse acontecimiento, que toda representación es representación de un quien.

Ser suscita. La posesión pregunta cuándo.

Hablo, nunca he necesitado de algún idioma.
[xv] Del formarse de los alumnos de Gaos, la inscripción de la escuela fenomenológica que hizo de la analítica británica la prescripción de sanción a la disciplina debida.

Allí después lo quiebres, las disrupciones y la herencia.
Así después las universidades.

[xvi] Tema es temporoespacialidad; el causalismo, la preeminencia ontológica asignada a la materia a tanto régimen categorial de prescripción aditiva al contextuamiento. La remisión –la salvación judeo/cristeana- es sólo la transparencia del jesuitismo para con el temporal escenio. De la significancia a la materialidad, el apuntalamiento categórico-conceptual que emplaza la estructura.

De las estructuras, la estructura del emplazamiento.

Así el papel por templo de la escritura. La modernidad, el emplazamiento, estructura ser y develamiento de historiograficidad emplazada, a su espacio una consustanciación del mentir e hipostasiar. ¿Qué da? ¿Quién dijo esas reglas?
[xvii] Nietzsche, Voluntad de poder, 101: Kant:

Kant: un mediocre psicólogo y mediano conocedor de los hombres, con fallos enormes en relación con los grandes valores históricos (la Revolución Francesa); fanático moral a lo Rousseau, con una corriente subterránea de valores cristianos; completamente dogmático, pero soportando con gran luslidio esta inclinacion, hasta llegar a desear tiranizarla, pero cansado también muy pronto del escepticismo; todavía sin haber sentido el aroma del gusto cosmopolita y de la belleza antigua... Un retardador, un intermediario nada original como lo era Leibniz, intermediario y transicion entre el mesianismo y el esplritualismo, como lo era Goethe entre el (!listo del siglo XVII! y el sentido historico —que es eseni lilimente un sentido del exotismo— ; como lo era la música nlcmana entre la musica francesa y la italiana; como Carloiimgno entre el Imperio romano y el nacionalismo: un retarilmlor p a r excellance.

[xviii] En el tránsito de la subversión se nos demanda un régimen de comprobación; claro.
[xix] Crítica a la razón pura,  Dialéctica trascendental, De las ideas en general:

A pesar de la gran riqueza de nuestra lengua, el pensador se encuentra a menudo falto de expresiones que convengan exactamente  a su concepto y no puede por tanto hacerse entender bien ni de otros ni aun de sí mismo. Forjar palabras nuevas es una pretensión de legislar sobre la lengua, que rara vez acierta; y antes de acudir a este medio desesperado, es prudente buscar términos en un idioma muerto y sabio,(1) pues acaso se halle en él ese concepto con su adecuada expresión; y aunque la vieja usanza de dicha palabra se haya hecho algo indecisa, por descuido de los autores del vocablo, siempre es mejor fortalecer la significación que le era propia (aunque siga siendo dudoso si allá entonces se le dio este sentido precisamente) que echar a perder lo que se escribe,(2) haciéndolo incomprensible.
Por eso, cuando para cierto concepto no se encuentra más que una palabra, la cual, en un sentido ya usado corresponde exactamente a este concepto, cuya distinción de otros conceptos afines es de gran importancia, entonces es prudente no abusar de ella y no emplearla como sinónimo de otras, por variar sino conservarle cuidadosamente su peculiar significación; pues de otro modo fácilmente ocurre que no ocupando la expresión particularmente la atención, y perdiéndose en el montón de otros términos de muy distinto significado, piérdese también el pensamiento que hubiera debido salvaguardar.
Platón hizo uso de la expresión idea, de tal suerte que se ve bien que entendía por idea algo que no sólo no es nunca sacado de los sentidos, sino que excede con mucho los conceptos del entendimiento, de que se ocupó Aristóteles, puesto que en la experiencia nunca se halla algo congruente con la idea. Las ideas son para Platón prototipos de las cosas mismas y no sólo claves de experiencias posibles, como las categorías. Según su opinión, son oriundas de la razón suprema, de la cual han pasado a la razón humana; ésta no las encuentra ya en su primitivo estado, sino que, con trabajo, ha de evocar de nuevo, por el recuerdo (que se llama filosofía) las viejas ideas, ahora muy obscurecidas. No voy a meterme en investigaciones literarias para decidir el sentido que el sublime filósofo diera a su expresión. Solo haré observar que no es nada extraordinario, ni en la conversación común, ni en los escritos, el entender a un autor por el cotejo de los pensamientos que exterioriza sobre su objeto, mejor que él mismo se entendió. En efecto el autor puede no haber determinado bastante su concepto, hablando o aun pensando a veces en contra de su propio propósito.
Platón advirtió muy bien que nuestra facultad de conocer siente una necesidad mucho más elevada que la de sólo deletrear fenómenos, según la unidad sintética, para poderlos leer como experiencia; y que nuestra razón se encumbra naturalmente hasta conocimientos que van tan lejos, que cualquier objeto que la experiencia pueda ofrecer, nunca puede congruir con ellos; pero que no por eso dejan de tener su realidad y no son meras ficciones.
Platón halló sus ideas de preferencia en todo lo que es práctico, es decir, en lo que se basa sobre la libertad, la cual a su vez se halla bajo conocimientos que son un producto característico de la razón. El que quisiera tomar de la experiencia los conceptos de la virtud; el que quisiera convertir en modelo y fuente del conocimiento lo que en todo caso sólo puede servir de ejemplo para una imperfecta explicación (cosa que muchos han hecho realmente) haría de la virtud algo absurdo y ambiguo, mudable según tiempo y circunstancias, inutilizable para regla alguna.(d) En cambio todos tenemos la convicción de que, si alguien nos es presentado como modelo de virtud, el verdadero original se halla sin embargo en nuestra propia cabeza y con él comparamos ese supuesto modelo, y según esa comparación lo apreciamos.
Tal es en efecto la idea de la virtud, respecto de la cual todos los objetos posibles de la experiencia sirven, sí, de ejemplos (que prueban que, puede hacerse, en cierto grado, lo que ordena el concepto de la razón pero no de prototipos. El hecho de que nunca un hombre pueda obrar adecuadamente a lo que contiene la idea pura de la virtud, no demuestra que este pensamiento sea quimérico. Pues todo juicio sobre el valor o no valor moral es posible exclusivamente por esa idea; por lo tanto sirve necesariamente esa idea de base a toda aproximación a la perfección moral, por mucho que puedan tenernos alejados de ella los obstáculos (que no hemos de determinar en su grado) de la naturaleza humana.
La República de Platón se ha hecho proverbial como ejemplo contundente de perfección ensoñada, que no puede tener asiento más que en el cerebro del pensador ocioso; y Brucker encuentra ridículo que el filósofo sostenga que nunca regirá bien un príncipe, si no participa de las ideas. Pero mejor fuera proseguir este pensamiento y ponerlo en nueva luz (ya que el gran filósofo nos ha dejado desamparados) por medio de un nuevo esfuerzo, antes que arrinconarlo como inútil, bajo el miserable y nocivo pretexto de que no puede llevarse a cabo. Una constitución de la máxima libertad humana, según leyes, que hagan que la libertad de cada cual pueda coexistir con la de los demás (no de la máxima felicidad, pues esa seguirá ya de suyo) es al menos una idea necesaria, que hay que poner a la base, no sólo del primer bosquejo de una constitución política, sino de todas las leyes. Y en esto hay que hacer abstracción, desde un principio, de los obstáculos actuales, que acaso no provengan inevitablemente de la naturaleza humana, sino más bien del menosprecio de las ideas auténticas en la legislación. Pues nada puede haber más dañoso e indigno de un filósofo, que la plebeya apelación a una supuesta experiencia contradictoria, que no existiría, si se hubieran establecido a tiempo esas instituciones, según las ideas, y sí conceptos groseros, precisamente por haber sido tomados de la experiencia, no hubieran, en vez de eso, aniquilado todo buen propósito. Cuanto más concordantes con esa idea fueran la legislación y el gobierno, tanto más raras serían las penas; y entonces es muy razonable pensar (como afirma Platón) que, en una ordenación perfecta de la legislación y del gobierno, no serían necesarias las penas. Aun cuando esto último nunca puede realizarse, sin embargo es muy exacta la idea que establece como prototipo ese maximum, para acercar cada vez más, según ella, la constitución jurídica de los hombres a la mayor posible perfección. Pues cual pueda ser el grado máximo en que la humanidad haya de detenerse, y cuán amplia la distancia que necesariamente haya de quedar entre la idea y su realización, nadie puede ni debe determinarlo precisamente; porque es libertad, la cual puede franquear cualquier límite indicado.

(1)  El encallar de toda ontología al paso de Kant; allí de sí a la imposición metodológica del denominar en propiedad la razón y su pureza, los prolegómenos en prescripción táctica de la certeza; al transcurso los dividendos.
(2) Este echar perder lo que se escribe es con razón el emplazamiento. Luego entonces la cosa esta de la caducidad de las letras.
Esta caducidad, su razón, es la estructura del emplazamiento.
Temporalidad presente al caso, en donación de eternidad.
(D) al prejuicio de la regla entiéndase luego que la libertad no es, o la libertad explicada no es la libertad comprendida. La libertad que hace y deshace adquiere para  la condición de la Necesidad.

Así la subordinación de la totalidad al signo. Luego entonces un mundo templado por ecuaciones.

Salud a usted señor, Rodrigo Díaz.

[xx] El comentarista de Aristóteles –como todos los comentaristas a Aristóteles, siempre puntuales a su punto-, comenta:

En las líneas siguientes Aristóteles subraya el valor practico de la experiencia: a) en general, gracias a ella el hombre deja de estar a merced del puro azar. (Para la referencia a Polo. cf. Platón, Georgias 448c); b) a menudo el hombre de experiencia acierta mejor y tiene mas éxito que el de ciencia. * En este capitulo, Aristóteles no distingue explícita y sistemáticamente el  arte (techne) de la ciencia (episteme), ya que aquí interesa solamente lo que tienen de común frente a la mera experiencia, a saber, la universalidad de la regla y el conocimiento de las causas.
La palabra ‘arte’ no traduce adecuadamente el sentido del termino griego techne. Una techne es un saber especializado, un oficio basado en el conocimiento: de ahí su posible sinonimizacion (como en este capitulo) con episteme (ciencia), así como los ejemplos de artes aducidos por Aristóteles (medicina, arquitectura). Por lo demás éste, su carácter productivo, es lo que permite oponerla, en otros casos, a la ciencia (episteme), la cual comporta, mas bien, el rasgo de un saber teorético, no orientado a la producción, sino al mero conocimiento.

La experiencia, fundamento, comporta un valor, más si el valor es valioso y valorable, olvídese luego de la experiencia en tanto y eduque, forme científicos a la instancia pura y reputada del valor de los valores. ¿Entendemos siquiera un poco de jerarquía de conceptos, jerarquía de la doctrina de conceptos y dignidad del pensamiento al por pensar del pensador?
[xxi] O piénsese también el estatuto ontológico que Descartes le asigna a los animales. De allí que Marx con toda la justeza del caso, refiera cómo los capitalistas del s.XIX británico consideren a sus obreros empleados capital constante y sonante para los efectos cuantitativos del valor total de una empresa.

[xxii] Wittgenstein; el campeador.

La condición básica de la metahistoria es que la historiografía es una develación de estructura; por estructura, su confección teórica, es la observación que de sí confiere la mira por tempestad en observación.

Sublevación.

¿Qué tanto entonces las estructuras institucionales mexicanas emplazan por estructura la observación a realidad de la materialidad predicada en naturaleza de su intención de Justicia: el argumento de la función?

Sociedad.

La sociedad que emplaza Ejército, ciudadanía, gobierno.

El régimen social es el que emplaza el llamamiento a las armas para con el servicio del Estado.

El servicio del Estado, el Estado del servirse.

Servirse, donación de la verdad, es del emplazamiento la donación por causa de ello.

Nadie es nadie; papel. Papel, personaje, subjetividad. Aquí tenemos los tres controles de objeción a toda disputa por el emplazamiento de la estructura lenguaje a pensamiento.

Estructura es confección teórica; el estructurarse su conferencia. De la analogía el camino contrario, la interpretación, el sentirse del sentido.
Del sentido la conferencia en confección. El sí mismo y el hilo: metafórica del hilo:

Crisis redentor |Abrazarse [el decurso de la corporeidad]

V Estrofa:

Abrazarse con desahucio
al hilo frágil de la vida,
cerrar la boca, apretar dientes, puños
y abrazar, abrazar,
que la tristeza muerde los brazos
de quien no abraza,
de quien no peca abrazando
y traición así merece la muerte
y al final…
el abrazo de la tierra.

La tristeza, lo siempre sabido.


La teoría es el emplazamiento de estructura. Teorizar es emplazar estructuramientos.

Disciplina, ego te absolvo.
[xxiii] Atiéndase tan sólo sujeción a ley, materia de derecho, función legal y argumento gubernamental para con la efectividad de la obediencia. Al punto atiéndase de nuevo a nuestro brillante comentarista en la defensa estoica que ejecuta para con el humanismo al intentar rescatar para con la tradición académico-aristotélica esta condición que justo a nosotros nos delega en proletariado académico:


4 Esta expresion segun la cual a Sócrates o a Calias le sucede accidentalmente que es hombre (hoi symbebeken anthrdpdi einai) no debe ser sacada de contexto ni interpretada en un sentido estricto. En general, la formula kaiu symbebekos (accidentalmente) se opone a la formula kath’auto (por sí). De acuerdo con el sentido de esta oposición, Calias (y cualquier individuo humano) no es hombre accidentalmente, sino que lo es por si, ya que su ser consiste en ser-hombre. (Para el sentido de estas formulas y su oposición, cf. infra, V 18, I022a24 ss. y también, An. Post. I 4, 73b34 ss. Para las distintas acepciones de symbebekos (accidente), también infra, V 30, 1025a 14-34.) Lo que Aristóteles quiere subrayar aquí (y en esta explicación sigo a Ross. 1, 118) es que la ciencia se ocupa directamente de lo universal (del hombre) y solo indirectamente del individuo (del hombre concreto, Sócrates o Calias).

¡Sentido estricto! ¿No es esto la Metafísica? Tendremos que empezar todo un nuevo tratado sólo al respecto del universal, la universalidad y la Universidad contemporánea después entonces.

[xxiv] Contra John Sttiart Mili.Su vulgaridad me inspira honor
cuando dice: lo que es justo para un hombre es conveniente
para otro, no hacer a los demas lo que no queremos para
nosotros mismos; vulgaridad que quiere fundar todas las
relaciones humanas en la reciprocidad de la prestacion, de
modo que toda accion aparece como una especie de pago de
cosa que ha sido suministrada. En este caso, la premisa es
innoble en el mas bajo estilo; aqui se presupone en ti y en
mi la equivalencia de los valores de las acciones; aqui se
anula sencillamente el valor mas persona! de una accion (o
mejor dicho, lo que no puede ser compensado o pagado con
nada). La reciprocidad es una gran vulgaridad: precisamente
el hecho de que lo que yo hago no puede, material ni
moralmente, ser hecho por otro; el hecho de que no puede
haber ninguna compensacion (a no ser en la elegantisima
esfera de mis iguales, Inter pare.v); el hecho de que. en un
sentido mas profundo, no se restituye nunca, porque se es
algo unico y solo se realizan acciones unicas, este hecho,
esta conviccion fundamental, contiene la causa del aislamiento
aristocratico de la multitud, porque la multitud cree
en la igualdad y. por consiguiente, en la compensacion y en
la reciprocidad.


 [BP1]Los cuatro movimientos de la historicidad:

El hecho
Unicidad del escenario
Unidad de ser en entidad atenido por espacio tiempo
Ethos del representarse.

El interior de la significación del evento es la confluencia del representarse a la factura de intención.

Representarse sin factura de intención, lo nado, por naturaleza elidido en disponible sin más, realidad de facto se habla.

Condición material

Realidad,
Posibilidad,
Necesidad,
Material.

La aniquilación del causalismo en la destrucción ontológica de la teleología de esquema.

Naturaleza es naturaleza comprendido.

Toda atribución de naturaleza emerge del precipitado de un predicarse en poder reconocido.

¿Dónde la antropología llega a su consumación? Del saber de ellos, tener o no tener; la voluntad de Dios al paso reservada.

El mundo en su orquestación a la declaración. El papel, su intemperancia; el fuego.

No hay voluntad, es representación,

En voluntad de poder, de poder presentarse.

Poder representarse, exigir y demandar en la encarnación  del paso.
 [BP2]Su pretensión es “reconocerse”.
 [BP3]El derecho ciudadano del manifestarse, del protestar, tendría que quedar suscrito de la voluntad de poder del manifestante, de su protesta, a bien gobernar. Si usted sostiene que los políticos son corruptos y después se ampara a la delegación en la tesis kantiana de que el poder corrompe, mejor cállese.