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sábado, 23 de julio de 2011

2.4.1 La estructuración de la obra.


La determinación de la creación siempre es una relación con el otro, una transacción donde se crea y se re-crea el sentido. La expresión de un sueño es un objeto creado, en el sentido de ser producido el objeto poético. El psicoanálisis devela sus materiales, las ideas latentes que se encuentran condensadas, transferidas y dispuestas en formas similares a las de la composición poética, justo al analizar la expresión lingüística –o tal vez este mejor dicho simbólica–, con que se refiere el sueño durante la vigilia. Tal proceso de análisis de la psique muestra que no hay nada nuevo entre el contenido latente y el contenido manifiesto, es decir, que el soñar no puede emplear ningún tipo de contenido no experimentado con anterioridad, sino sólo transformado.


Una pregunta muy seductora, por ello mismo peligrosa que concurre al pensar es la que interroga por la medida en que el psicoanálisis mata al arte. Si el proceso poético de la creación es un proceso social, más aun político, de ahí que nos interese la interpretación como fenómeno político e incluso como censura. Hemos por tanto de intentar salvar cualquier enfoque de crítica literaria como instancia validadora de la pertenencia, precedencia y pertinencia de la obra artística y sus modos si no queremos nosotros mismos perdernos en el siempre posible fenómeno de la censura, el de obturar no lo representable, sino la representación misma. Aun así hemos de correr el riesgo, y es que efectivamente para la conciencia no hay nada nuevo salvo algo que la abarca: el otro. A su vez es para el otro para el que lo ficcional de la expresión aparece como algo nuevo. Si el otro resulta ser el analista, es que lo novedoso, el ingenio, puede ser reconducido en términos de formación, elaboración significativa, a sus instancias originales. A pesar de esto no estamos conformes, pero esta cuestión será trabajada a propósito del primer apartado del tercer capítulo con una aproximación hermenéutica a En busca del tiempo perdido, de Marcel Proust obra publicada en 1913 pero redactada desde 1908.

Antes bien, para terminar el presente capitulo una somera exposición de la estructuración de La interpretación de los sueños es la que nos interesa justo para relacionar el método psicoanalítico con la formación de lo contenidos en la obra de Freud pues en tal paso esperamos se podrá escuchar otra resonancia del crack de la representación.

Para observar esto hay que atender al fenómeno de la exposición del método psicoanalítico dentro de La interpretación de los sueños. Y es que el método psicoanalítico se va modificando conforme Freud va allanando cruces de camino, encuentra nuevas disyuntivas, y accede a nuevos fenómenos en términos psíquicos. Es fundamental en este punto desligarse de lo psíquico como lo relativo al alma o a la conciencia, entendiendo a estos fenómenos antes que como sustancias o instancias inmanentes, como modos interpersonales de ser del Dasein justo en la dirección del imaginar, del producir, del pensar y del resto de las practicas representacionales.[187]

Tal aspecto, lo mudable de los varemos de la interpretación muestra de nuevo el dinamismo que el doble punto de observación presenta. Como tal, este proceder de Freud nos recuerda mucho al método mismo de Munch para trabajar sus recuerdos y las imágenes por él pintadas para “reproducir” la primera impresión, aquello que Freud llamó sentido. Por ello decimos que el proceso de composición por superposición de diversas imágenes es el método empleado para interpretar los sueños por Freud.

Como es muy recurrente señalar, para Freud el sueño es realización de deseos, recuerdos, esperanzas y miedos. Sin embargo no hemos de confundir la interpretación de esos objetos, la búsqueda de los mismos una vez se sobreponen varias imágenes ya traducidas el contenido latente del sueño con el análisis de la conciencia, el psiconálisis.

La disolución del absurdo en Freud depende de la evidencia del caracter representacional de aquello que en el momento del soñar efectivo, se acepta como verdadero, como real. En este momento para Freud el psicoanálisis, pero no con él la interpretación del sueño, involucra tomar el “punto de observación” no como algo dado “apriori” sino constituido, producido, justo por el trabajo del sueño en relación directa a aquello que esta reprimido por el paciente y no con una instancia esencio-trascendental. Es un momento que muestra al alma, al inconsciente, justo como el correlato obturado de una relación de sentido suprimida en torno a los fenómenos del trauma o la insatisfacción de la volición.

El problema estriba justo en estudiar la constitución de este momento, porque a fin de cuentas, no es nunca elaborado por un sujeto específico. El trabajo de Freud al cuestionar y abordar el tema del absurdo aun cuando sea éste desde el tema de la conciencia, presupone justo a la conciencia misma aun cuando ésta sea equivoca y diversa. Ello claro, ya implicaba romper con el positivismo y el realismo a él engarzado.

[todo se nos sabrá perdonar]



[187] Escalofriante pero extremadamene refrescante resulta el revival al concepto alma en la obra de Foucault. Dice “ Más que ver en esta alma los restos reactivos de una ideología, reconoceríase en ella más bien el correlato actual de cierta tecnología del poder sobre el cuerpo” Michel Foucault, Vigilar y castigar, trad. Aurelio Garzón del Camino, México, Siglo XXI, 2008, p. 36.

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