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jueves, 1 de agosto de 2013

Estupideces prácticas de la significación material | introducción

Estupideces prácticas de la significación material




La aprehensión de un contenido como función de un argumento surte el efecto de una aprehensión formadora de conceptos
Gottlob Frege[i]


INTRODUCCIÓN:

La lógica no sólo suele pertenecer al estudio de la juventud, es además permanencia del estudio de todo en la propiedad de su juventud.

Que lo debiera ser un fulcro es ahora la vida entera.

Immanuel Kant
Immanuel Kant (Photo credit: Ainunau)
La lógica general que cabe establecer por órganon del trabajo de Aristóteles, la lógica trascedental que afinca la propiedad técnica al emplazamiento racionalista del mundo por el proyecto Ilustrado en Kant bajo la determinante “método analítico”, no racionalizan la peculiaridad del ser signo al ser del evento del filosofar del filósofo en su historicidad –llámese Aristóteles, llámese Immanuel Kant-; al no racionalizar la peculiaridad del ser signo al ser del evento del filosofar, disponen por elisión de este hueco en la razón pura del ser puro.[BP1] [ii]

De sí generalizar y de sí trascedentalizar. El valor de lo valorado es por totalidad la existencia de lo existente; al filosofar, en la voluntad de su poder, la filosofía es una naturalidad que quien atiende tiene que obedecer y regirse en consistencia.

En consistencia, por consistencia, la interpretación. Así, a la lucha de la lexis, la semántica.[iii]

Las programaciones de códigos, la lexis y el soporte técnico metafísico de ciencia, la materia, la sustancia y los conceptos superiores:

Y el castellano lo nombra, se nombra todo,
Y aún cuando todo sea y no sea todo,
Todo es,
Que todo no es.

Lo lees luego vienes
Y bueno, vas,
Y vienes y te mantienes de nada que esto hace nuevo,
Manteca;

Hemos entonces subvertido los signos.

Así de ello, el ser puro, habita en la inadecuación ingenua de la propia pretensión de sí a la verdad del ser: el re-presentarse. La conciencia no es, la consciencia se hace, la ingeniería es distinta siempre, un viejo sueño.  Que los historiadores del siglo XXVII puedan pensar la edad del ser en la consideración de un cambio radical a todo lo que nosotros nombramos y hablamos ahora.

Así cualquiera quien quiera de diez en diez,
De veinte en veinte,
De cien en cien.

Así los monumentos, las vitrinas,
Los carros, los juncos
Y los circos.

Así juntos todos, detrás.



[i] Aprehensión de contenidos por aprehensión formadora de conceptos. De la lógica el Mundo por estatuto de realidad.

La aprensión de un concepto, su comprensión por el sujeto –la subjevidad en mente de la conciencia- despliega de la conciencia de ser por ser para sí al ser la certeza de su única realidad.

[SER- POR SER –PARA SÍ –AL SER]

Una apuesta, esta apuesta que, al efectuarse lo apostado en gobierno del trascurso del evento, lo referido por totalidad al ser de la apuesta, el apostarse, es por sí mismo la unidad única de la realidad: argumento.

Argumento es acción en actuación, de la interioridad del representarse, la realidad.

Allí se despliega toda la arquitectónica de la razón pura en el evento metódico de su instrucción por instrumento.

La elisión de ello el pólemos, la disputa que por totalidad el argumento para sí del espectáculo, es de sí un fulcro, el espectador por verdad solicita: a-poyo.

Una palanca.
La función de un argumento, la realidad efectiva que al presentarse en interpretando por representación de verdad es al transcurso de la función de un argumento la apercepción fundamental de las categorías en el desarrollo absoluto, finito, mortal del sí a ser del tiempo la totalidad.

La filosofía y la lógica.
Contenido es forma de concepto, del concepto la formación del contenido por referencia efectiva de la confección, el ser en totalidad. Cfr. Nietzsche, Aurora, 149:

¡El burdo error! Porque no hay nada más esencial que cuando lo que ya es poderoso, tradicional y reconocido razonable: ¡recibe así en ojos de todos los que oyen del hecho la sanción  de la razón misma! ¡Respeto vuestras opiniones! ¡Pero las pequeñas acciones divergentes tienen más valor!

[ii] Kant, Crítica a la facultad de juicio, Prefacio:

Podemos llamar razón pura la facultad de conocer por principios a priori(a); y Crítica de la razón pura el examen de la posibilidad y límites de esta facultad en general,(b) sin que nunca comprendamos al hablar de ello más que la razón considerada en un sentido teórico,(c)  como ya lo hicimos bajo este título en nuestra primera obra, y sin que intentemos jamás someter también a este examen la facultad práctica determinada por sus propios principios.(1)  La crítica de la razón pura, no comprende, pues, más que nuestra facultad de conocer las cosas a priori; no trata más que de la facultad de conocer, con abstracción de sus facultades de sentir y de querer; y aun al ocuparse de la facultad del conocer, no lo hace más que del sentimiento,(2)  en el cual busca los principios a priori, haciendo abstracción del Juicio y de la razón (en tanto que se consideran como facultades que igualmente pertenecen al conocimiento teórico) (3), puesto que desde luego hallamos que ninguna otra facultad de las que corresponden al conocer, más que la del entendimiento, puede conducirnos al conocimiento de dichos principios;(4) y por esto la crítica, cuando examina las otras facultades del conocer, para determinar la parte que cada una de ellas puede tener por sí misma en la adquisición del conocimiento, no se ocupa de otra cosa más que de lo que el entendimiento presenta a priori como una ley para la naturaleza y todos sus fenómenos,(d) (cuya forma se da también a priori), y deja todos los demás conceptos puros para las ideas que trascienden de la facultad del conocer teórico, cuyos conceptos, lejos por esto de ser inútiles o superfluos, sirven, por el contrario, de principios reguladores.(e) De este modo, esta facultad descarta por un lado las pretensiones peligrosas del entendimiento, el cual (suministrando a priori las condiciones de la posibilidad de todas las cosas que se pueden conocer), circunscribe a sus propios límites esta posibilidad en general,(5) y, por otra parte, dirige al entendimiento mismo en la consideración de la naturaleza, a favor de un principio de perfección que jamás puede obtener, pero que le está señalado como el objeto final de todo conocimiento.(6)
Es indudablemente al entendimiento, el cual tiene su dominio propio en la facultad del conocer, en tanto que contiene a priori los principios constitutivos del conocimiento, a quien la crítica designada con el nombre de crítica de la razón pura, debe asegurar una posesión fija y determinada contra todas las demás que quieran disputarle el puesto.(7) Del mismo modo la crítica de la razón práctica, determina la posesión de la razón, en tanto que solo contiene principios constitutivos, relativos a la facultad de querer.(8)

(1)  Podrás no intentarlo, la mónada del proyecto es que al trascurso de la institución Ilustrada el decurso de fe en legitimación de verdad es simple, claro y explícito.
(2)  Del sentimiento, del sentido del sentimiento, su sensación, ¿qué y cómo qué se ha legitimado de Kant para Aristóteles y como esto transforma al decurso del método la reapropiación de inscripción de sitial técnico para la prescripción de la verdad de lo verdadero?

“[…]no trata más que de la facultad de conocer, con abstracción de sus facultades de sentir y de querer; y aun al ocuparse de la facultad del conocer, no lo hace más que del sentimiento”
               
El mirar del observar y el ver del querer imitar. De la técnica la elisión de su instrumentación por naturaleza en naturalidad. Allí el camino observado, el descubrimiento de la técnica de la naturaleza en la instrumentación de su verdad.

(3)  Juicio es a sentir y Razón es a querer. Facultades que por demás se reconocen propias del conocimiento teorético. Más si la Crítica a la razón pura tiene que hacer abstracción de ellas, no lo hace así al sentido de la forma, sino en el interpretarse de los contenidos por disposición formal en el encumbrarse de un dispositivo de análisis –la categoría-  para con la reinterpretación por Mundo de una totalidad histórica: el siglo XVII en poder del XVIII. Juicio, lo particular, el querer de lo particular, una peculiaridad, es al género una singularidad ante la cual la ciencia hace sistema, siempre.

[particular] [peculiaridad] [singularidad] [asumir peculiaridades por particularidades y de ahí universalizar un género en la generación de un universal] [hace así la categoría]
(4)  Más el entendimiento, su analítica, sólo devela la historiograficidad; allí de sí luego la hermenéutica y, bueno, la fundamentación trascendental a priori de las categorías por la imaginación. Ello mismo ya de suyo traspuesto en pragmatismo como suposición base de la crítica  a la razón pura; se sabe, proceder cual si hubiera razón pura, presuponer y retrotraer lo así supuesto al punto de la condición de posibilidad de su enunciación a bien develar y estatuir los principios de ello que al transcurso no es sino el proceso mismo de la especulación. Narciso que nunca da cuenta de ello.  Así entonces el arte en la capitalización de la idea:

Ese método, imitado del de los físicos, consiste pues en buscar los elementos de la razón pura en aquello que se deja confirmar o refutar por un experimento. Ahora bien, para el examen de las proposiciones de la razón pura, sobre todo las que se han aventurado más allá de todos los límites de experiencia posible, no se puede hacer experimento alguno con sus objetos (como en la física): será pues factible solo con conceptos y principios, que admitimos a priori, arreglándolos de tal manera que los mismos objetos puedan ser considerados por dos lados muy diferentes: por una parte como objetos de los sentidos y del entendimiento para la experiencia, por otra parte empero como objetos que solamente pensamos, en todo caso, para la razón aislada que aspira a salir de los límites de la experiencia. Ahora bien, ¿encuéntrase que, cuando se consideran las cosas desde este doble punto de vista, hay concordancia con el principio de la razón pura y que en cambio cuando se las considera desde un solo punto de vista, surge una inevitable contradicción de la razón consigo misma? Entonces el experimento decide por la exactitud de aquella distinción.

                Del punto al punto por el método, sólo la razón entonces: decisión.
(5)  Entificando en ello y comprendiendo al todo por el trascurso como Naturaleza; así la ciencia y su método vuelve entonces un develar. Todo, valorémoslo, es solamente nada, hace el ser de todo objetivo analítico.
(6)  No lo puede obtener más sin embargo lo comprende trascendentalmente a priori. ¡Nombre! ¡Chingones! De sí allí luego la diferencia fundamental del ENTENDIMIENTO al CONOCIMIENTO. ¿Crítica? Ah, bueno, comprendamos entonces la jerarquía de los respectos y la calidad de suspensión de prejuicios al tratamiento analítico de la sustancia:

Es indudablemente al entendimiento, el cual tiene su dominio propio en la facultad del conocer, en tanto que contiene a priori los principios constitutivos del conocimiento, a quien la crítica designada con el nombre de crítica de la razón pura […]

Más entonces entiéndase, la crítica designa a la crítica a la razón pura.

(7)  Más así de sí allí toda hipocresía: el deber del asegurar al entendimiento el poder, ¡mediante su crítica misma!, es sólo el juego de hacer poderoso al poder.
(8)  No bueno, posesión de la razón. Del poder su fuerza tan sólo.
(a)     Así la facultad de conocer a priori es del entendimiento el instrumento de la razón sin mediación de la verdad por piedad: una aplicación formal de la fuerza.
(b)     Evaluación de riesgos y costos al servicio de la violencia.
(c)      Poder aún cuando no tengamos el poder, se sabe, servicio de taleros imaginativos en el gran invento de la deuda pública. De la temporación el trastocamiento por sociedad del decurso en asamblea de la comunidad: así luego el derecho natural y el fundamento epistémico de su totalidad de respectos: el individuo.
(d)     Los fenómenos son fenómenos de la naturaleza. El poder, una disposición de conocimiento por el entendimiento, ello mismo que a la negatividad lógica de proceso la Crítica en principio elide, es el poder, su propia facultad: el mal.
(e)     Cual si fuese el Satán de Job aceptando por regulación el silencio estoico de un Dios vivo. Atiéndase entonces qué dice Kant de los estoicos:

[..] los estoicos eligieron muy acertadamente su principio práctico supremo -la virtud- como condición del bien supremo, pero habiéndose representado como completamente alcanzable en esta vida el grado de aquella que es necesario para su ley pura, no solamente exageraron mucho la potencia moral del hombre con el nombre de sabio más allá de todos los límites de su naturaleza, y aceptaron algo que contradice a todo conocimiento de los hombres, sino que además, sobre todo, no quisieron aceptar que la segunda parte integrante del bien supremo -la felicidad- fuera objeto particular de la facultad apetitiva humana, antes bien hicieron a su sabio totalmente independiente de la naturaleza (en orden a su satisfacción), cual una divinidad, en la conciencia de la excelencia de su persona, puesto que si bien lo expusieron a los males de la vida, no lo sometieron a ellos (y al mismo tiempo lo representaban también como libre del mal), y de esta suerte descartaban realmente el segundo elemento del bien supremo -la felicidad propia-, pues la hacían consistir meramente en el obrar y en la satisfacción con su valor personal y, por consiguiente, la incluían en la conciencia del modo de pensar moral, a pesar de que en eso habrían podido ser refutados suficientemente por la voz de su propia naturaleza.

Satán, un dios que obra mal en Kant, y así lo quiere, extrapolando distinciones morales del mundo antiguo por validación sintética a priori de los prejuicios éticos que por doctrina, en el deber, ha incrustado por legalidad trascendente de la sobriedad y la terquedad de miras de ese señor iracundo del fondo de las cavernas, la Naturaleza, ese mismo que podría haber refutado la totalidad de su doctrina y no lo hizo.


[iii] Para Habermas, algo así como Teoría de la acción comunicativa. El remontarse entonces toda teoría y doctrina de la semántica, en su atribución de ser al sentido de su interpretar –lo vanidoso de la vanidad:

[…] el Juicio, que viene a ser dentro de nuestras facultades de conocer un término medio entre el entendimiento y la razón, ¿tiene también por sí mismo principios a priori? ¿Son estos principios constitutivos o simplemente reguladores, no suponiendo, por tanto, un dominio particular? ¿Suministra esta facultad a priori una regla al sentimiento como un término medio entre la facultad de conocer y la de querer, del mismo modo que el entendimiento prescribe a priori leyes a la primera, y la razón a la segunda? He aquí de lo que se ocupa la presente crítica del Juicio.

El representarse del representar, el lenguaje y la asunción de su transcurso por solidez a priori de nefanda presencia. Así todo el método, al develamiento de su identidad retorna completamente elidido.

Acercarnos entonces más al lenguaje, imaginemos entonces, hablando, qué tan lejos estamos. N. 53, Crítica a la razón pura:

Los alemanes son los únicos que emplean ahora la palabra estética, para designar, por medio de ella, la que otros llaman crítica del gusto. Fúndase esta denominación en una esperanza fallida, que el excelente analítico Baumgarten concibió: la de traer el juicio crítico sobre la belleza a principios racionales y elevar a ciencia las reglas del mismo. Mas el empeño es vano, pues las citadas reglas o criterios son, en sus principales fuentes meramente empíricos y no pueden servir nunca, por lo tanto, de leyes a priori determinadas, según las cuales tuviera que regirse nuestro juicio de gusto; más bien constituye éste la piedra de toque propia para la exactitud de aquellas. Por eso es de aconsejar o bien dejar de nuevo caer esa denominación y reservarla para aquella doctrina, que es una verdadera ciencia (con lo cual nos acercaríamos más al lenguaje y al sentido de los antiguos, entre los cuales era muy famosa la división del conocimiento, o bien compartir la denominación con la filosofía especulativa y tomar la estética parte en sentido transcendental, parte en sentido psicológico.

Leyes a priori y leyes a priori determinadas.








 [BP1]No racionalizan la peculiaridad del ser signo al ser del evento del filosofar.

Puro ser de pura razón, elisión; este hueco disponen. Filosofan del evento del ser el signo señor de peculiaridad.

Lo alaban.

Analíticos, analíticos, analítica, sólo los argumentos.
El resto es juicio hueco y banal.

Todo juicio es vano.

En qué se porta el teorema del juicio.

Es juicio que tanto a b,
Es juicio que tanto a,
Es juicio que tanto c.d.

Dvd, obladda baladí dehvá.

Así digna señora
Pregunta esclava.

Justicia, muy preciada ella, así también recompensada y elevada en signo a la dignidad del mentir, del ignorar, del asegurar la cosa como quien la da.

Tal la da es la cosa.

Escritura… ¿qué? ¿no estudió usted gramática?
De una simple instrucción metodológica de interpretación del ser del ente, el  jugar a ser ahí como ser un juglar en vana devoción,
Voracidades,
Dignidad que le llaman a lo vanidoso.

Quien lo canta, sábese señor, no lo es.

Occidente es la tierra de los hombres libres.

¿Y es que sería necesario imaginar las implicaciones hiperrealistas de cualquier enunciación?

Qué a tanto de nombrar y venir a ser el ser lo que es,
El implemento técnico tan sólo que puede nombrar toda cosa en ello dicha.
[Las formaciones técnico científicas en la carrera de instrucción técnica profesional de la teoría de la historia y la construcción operístico nacional de la academia y la historia]
Nadie lee ateniendo la diferencia, sino relegándola a la condición ontológica,
ontoteológica,
del error.
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